El Real Mallorca cambiará hoy oficialmente de manos. Aunque Serra Ferrer y su equipo llevan ya diez días al mando de las operaciones, el desembarco oficial del pobler y su grupo no se producirá oficialmente hasta primer hora de esta tarde. Sin embargo, la toma de posesión va a coincidir con uno de los momentos más delicados de los últimos meses y la incertidumbre han empezado a ocultar la ilusión que se respiraba hasta hace unos días entre los muros de Son Moix. A la nueva propiedad se le empieza a acumular el trabajo al tiempo que se le reproducen los incendios. En todos los frentes. Con la plantilla todavía por edificar y una montaña de altas y bajas por definir, Serra tiene que solventar además otros problemas mayores, como la marcha del director deportivo y la situación de todos sus ayudantes.
Nando Pons
Pons regresó ayer a su despacho en el estadio de Son Moix para protagonizar otra escena kafkiana. Tras disfrutar de unas pequeñas vacaciones por recomendación de los administradores concursales, el todavía director deportivo completó la jornada laboral en el club, a pesar de que no cuenta para los nuevos gestores y de que no interviene en ninguna decisión. Los abogados de ambas partes intentan buscar una salida a la hora de rescindir el contrato, pero el blindaje establecido en su día por Vicenç Grande sigue pesando demasiado. Pons ha exigido para su marcha 200.000 euros netos, libertad para incorporarse a cualquier otro club y, por encima de todo, que le garanticen que no deberá devolver el millón con el que fue gratificado por la venta de Güiza. Y teniendo en cuenta que eso último es imposible al depender de los administradores, el asunto tiene muy mal aspecto.
Aritz Aduriz
El delantero vasco se aleja por momentos del Mallorca. En pleno concurso, el club no puede permitirse a un jugador de sus características (cobra más de 1,5 millones de euros por temporada) y a él tampoco le interesa continuar vestido de rojo. Sus grandes actuaciones de los dos últimos años le han convertido en una de las piezas más codiciadas del mercado y su representante ya acudió el martes a Son Moix para trasladar una propuesta procedente de Valencia. Su salida parece inminente.
Felipe Mattioni
El brasileño, presionado por su representante, Mino Raiola, plantó al Mallorca en su regreso al trabajo para exigir una mejora de su contrato amparado en otras posibles ofertas y no ha vuelto a aparecer por Son Bibiloni. El club le dio un plazo de 72 horas para que se presentara a los entrenamientos y hoy debería haber una solución al respecto, aunque el tema no pinta bien.
Gonzalo Castro
El uruguayo, que también brilló de forma especial la temporada pasada, abrió ayer la puerta a una posible salida para subrayar otro foco de conflicto. «Si hay ofertas de algún equipo para mejorar y pelear otro tipo de objetivo se tomará en cuenta. Hay que mejorar y pensar en más», desvelaba en rueda de prensa para encender las alarmas. «En una o dos semanas mi agente puede venir para hablar conmigo y ahí me pondré al tanto, pero por ahora no me han dicho nada».
Aouate y Pereira
Los últimos en ponerse a la cola de las reivindicaciones han sido Dudu Aouate y el canterano Michael Pereira, que está llamado a formar parte este año de la primera plantilla. Al parecer, el meta israelí cuenta con una atractiva propuesta de la Premier y pretende agarrarse a una extraña cláusula que figura en su contrato para salir del equipo. El francés, por su parte, podría marcharse al fútbol extranjero con un simple cambio de residencia y tiene propuestas para jugar en el segundo equipo del Manchester City y en el Olympique de Lyon.