El ciclo de José Miguel García en el Mallorca se ha agotado. El vicepresidente del club balear tiene previsto abrir la puerta de salida en los próximos días y dejar el control de su paquete accionarial en manos de Mateu Alemany. García, que acaba de asumir la presidencia de una comisión de la Cámara de Comercio, ha advertido en sus círculos de confianza que es imposible compatibilizar su nuevo cargo con sus obligaciones en la SAD balear y ha decidido alejarse del mundo del fútbol.
García, segundo máximo accionista de la entidad, aterrizó en las oficinas de Son Moix de la mano de Vicenç Grande. Vinculado también al sector de la construcción, tomó parte en varias ampliaciones de capital hasta acumular un 5'3 por ciento de la sociedad. No obstante, su relación con el antiguo propietario acabó sufriendo un profundo deterioro que coincidió en el tiempo con la entrada en concurso del Grup Drac.
García se mostró especialmente crítico con las decisiones estratégicas adoptadas por Grande durante sus últimos meses de gobierno, un hecho que convirtió a dos viejos socios en enemigos difícilmente reconciliables. Fuera del ámbito del fútbol, Grande ha interpuesto varias denuncias contra José Miguel García.
El distanciamiento entre el actual vicepresidente del Mallorca y Fernando Pons Niza, director deportivo del club, también es un secreto a voces. En repetidas ocasiones y ante el consejo de administración, García ha reclamado información detallada sobre algunas operaciones diseñadas por el propio Pons y que supusieron el pago de importantes comisiones.
José Miguel García también se opuso enérgicamente a la millonaria gratificación que recibió Pons por el traspaso de Dani Güiza y también a la última ampliación de su contrato.
Cuando estalló el escándalo de Mallorca Kleppe y los negocios inmobiliarios de Nando Pons adquirieron dimensión pública, José Miguel García no dudo en trasladar al consejo la necesidad de desprenderse de Pons, aunque su petición acabó en el olvido. Paradójicamente, García abandonará el Mallorca en breve y después de haber invertido en la SAD balear más de un millón de euros. Nunca recuperará este dinero. Nando Pons seguirá en su sitio.
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