Otra vez en la tanda de penaltis. Otra vez ante el Barcelona. Otra derrota cruel y otra oportunidad que se escapa de las manos para inaugurar la vitrina y conquistar el primer título de la historia. El fútbol sala volvió a ser despiadado para el Palma Futsal, que vio cómo la Supercopa que estaba acariciando se la birlaba el FC Barcelona por un penalti errado por Cainan y el definitivo gol de Pito que llenó de desazón y tristeza a todos los que querían (queríamos) que por fin se acabara la maldición...
No merece tanto castigo José Tirado, un director general que tiene al club en su pensamiento las 24 horas del día. Ni Antonio Vadillo, un tipo que se ha partido la cara por el Palma Futsal tanto en la pista como ahora desde el banquillo. Ni Tomaz Braga. Ni Carlos Barrón. Ni Diego Nunes. Ni Eloy Rojas, que no pudo reprimir las lágrimas. Ni, sobre todo, Jimmy. El gran Jimmy. El añorado y querido Miquel Jaume, el creador de la obra, que falleció hace casi un año y que, allí donde esté, seguro que está orgulloso de un equipo que hizo tambalear a un grande hasta casi tumbarle, que se llevó el reconocimiento de todo el planeta del fútbol sala y que, principalmente, paseó con orgullo esa camiseta en representación de todo el deporte balear.
El fútbol sala le debe otro título, otra Copa, a un club que jamás ha alzado un trofeo pero que cada día es más campeón que el anterior...