En las gradas del Kingston Arena de Riad (Arabia Saudí) una legión de Vips. Desde Cristiano Ronaldo hasta Neymar pasando por Steven Gerrard, el boxeador Anthony Joshua, Roberto Durán, Andy García, Evander Holyfield, Liev Schreiber, Vladímir Klichkó, Andriy Schevcenko y hasta Jean-Claude Van Damme. Sobre el ring dos de los púgiles más grandes de la historia contemporánea del boxeo que llegaban a la cita con una tarjeta inmaculada. El ucraniano Oleksandr Usyk y el británico Tyson Fury. Y en juego, una bolsa de más de 130 millones de dólares y el primer título unificado del presente siglo de los cuatro organismos reguladores (CMB, AMB, OMB y FIB). Un árbitro y tres jueces que decidirían al primer campeón absoluto del peso pesado desde Lennox Lewis en 1999. Uno de esos jueces fue el mallorquín Manuel Oliver Palomo, que analizó el combate para este periódico en pleno regreso desde Arabia Saudí.
«Fue un combate que respondió a las expectativas y desde el primer minuto del primer asalto ambos contendientes se buscaron sin miramientos. Fury intentó castigar al estómago y al hígado de Usyk, que supo aguantar y siempre estuvo buscando a su rival. En el décimo asalto, el ucraniano le propinó una combinación de golpes que motivó que el británico se tambaleara y perdiera la estabilidad. Son las cuerdas las que impiden que bese la lona. El árbitro, muy habilidoso, le hizo la cuenta de protección, pero Fury ya no se recuperó hasta el duodécimo asalto, cuando sacó unas series muy completas», apunta Oliver, que dio como vencedor a Usyk 115-112 por 114-113 del árbitro americano y 113-114 del canadiense a favor de Fury.
Oliver recuerda la velada como un acontecimiento inolvidable e histórico al ser la primera vez que se unificaban los cinco organismos. Ya se está hablando de una revancha en octubre. Mientras tanto, el juez mallorquín ya piensa en otra cita de órdago que tiene, también en Riad, el próximo 1 de junio en el combate por los mundiales de cuatro organismos del semi pesado entre Arthur Beterbiev y Dmitriy Bivol.