Fiel a su condición de «rematador» y tirando de experiencia en el momento clave, Jesús Herrada brilló con luz propia como vencedor de la undécima etapa disputada entre Lerma y La Laguna Negra, de 163,2 km de recorrido, jornada de pausa para los favoritos, en la que mantuvo el liderato el estadounidense Sepp Kuss (Jumbo Visma) y de la que el mallorquín Enric Mas sale como noveno clasificado.
Fuga numerosa y resolución entre 9 titanes. Entre todos sobresalió Jesús Herrada (Mota del Cuervo, 33 años), quien firmó una emotiva victoria en lugar poético, la tercera de la Vuelta en su palmarés. Ya ganó en Ares del Maestrat (2019) y en Cistierna hace un año. Él mismo se sucede en el palmarés como corredor español ganador de etapa en la Vuelta. Esta vez alzó los brazos enrabietado, emocionado, después de un ataque a 300 metros de meta que no tuvo respuesta. Superó al joven francés de 20 años Romain Gregoire (Groupama) y al danés Andreas Kron (Lotto Dstny), ganador en Montjuic en la primera jornada en línea. El éxito de Herrada tenía destinatario.
«Hace un año me emocioné en Cistiena, y ahora también. Esta victoria se la dedico a mi amigo Jesús, que nos dejó hace unos meses, un amigo de la grupeta del pueblo», dijo el conquense. Mientras Herrada soltaba alguna lagrimita llevaba a meta el grupo de favoritos. Todo el mundo tranquilo, a 5.50 minutos. Pacto de no agresión y fuerzas mermadas después de la crono. Y la cabeza ya puesta en las etapas de montaña el Tourmalet y Belagua, donde volverán las hostilidades.
Kuss lució sin problemas el maillot rojo, con las mismas diferencias. Le sigue en la general Marc Soler a 26 segundos y Remco Evenepoel a 1.09 minutos y Roglic a 1.36. Juan Ayuso es octavo a 2.25 y Enric Mas noveno a 2.50.
Tras la crono de Valladolid, el pelotón salió de Lerma (Burgos) para ponerse camino por la provincia de Soria, en una jornada unipuerto con final en La Laguna Negra, otro final elevado donde los favoritos se podrían explicar.
En la neutralizada Juan Ayuso aterrizó en el asfalto. Apenas unos rasguños, pero el susto se lo llevó puesto el de Jávea, mientras el pelotón le esperaba para la salida oficial. Con un ritmo elevado se cubrieron 47 km en la primera hora de carrera. Los intentos de fuga se sucedían, pero no se formó la expedición definitiva hasta el km 50.
Un grupo de 26 hombres, ninguno peligroso para la general, se fueron para no volver. El pelotón dio el visto bueno al proyecto, que incluía a Geraint Thomas, al ganador de la crono Filippo Ganna, Herrada, Luis León Sánchez ...el mejor clasificado el francés Molard, a 20 minutos.
A 80 de meta la escapada entró en tierra soriana con una ventaja de 4.15 minutos, y en el segundo paso por Vinuesa, a 17 del final, la renta subió a 5.50. La etapa estaba delante, en el grupo los favoritos rodaban al ritmo que disponía el Jumbo Visma.
El desenlace de la etapa tuvo un escenario especial, mágico, el entorno de los Picos de Urbión y La Laguna Negra, esculpida por los hielos de la época glaciar y visitada y elegida por Antonio Machado para escribir la historia de un crimen horrible en «La tierra de Alvargonzález». «Llegaron los asesinos/ hasta la Laguna Negra, / agua transparente y muda / que enorme muro de piedra, / donde los buitres anidan...» plasmó el poeta. Esta vez llegaron los héroes pacíficos de la Vuelta, dispuestos a combatir por apuntarse en la historia de la ronda como segundo conquistador de la Laguna Negra.
Un francés, Paul Ourselin (TotalEnergies) comenzó destacado el puerto (1ª, 6,5 km al 6,8% con rampas del 14), pero el Ineos con Ganna y Thomas pusieron sus normas. El italiano seleccionó 9 hombres con un ritmo exigente. El británico, que no tiene victoria alguna en España, a la expectativa. Querían ser protagonistas.
Pero el ecuatoriano Jonathan Caicedo se sublevó a la maniobra del Ineos y saltó disparado a 3 km de meta. Ese golpe descolgó a Ganna e hizo retorcerse a Thomas. Se fue solo el ciclista sudamericano, pero de nuevo se junto el grupo de 9.
Otro ataque de Caicedo a 800 metros de meta parecía definitivo, pero el ciclista del EF fue atrapado de nuevo. Esperó su momento Jesús Herrada. El conquense ya perdió una etapa semejante ante Rigoberto Urán en la Vuelta por precipitarse.
Esta vez no le ocurrió lo mismo. El doble campeón de España en ruta, atacó a 300 de meta y cerró el debate. Abrazó la gloria por tercera vez. Por él y por su amigo de la grupeta. Por Jesús. Algún poeta se podría animar a hacer un canto a la amistad. Como el que protagonizó Herrada.
Este jueves se disputa la duodécima etapa entre Òlvega y Zaragoza, de 150, 6 km. Sin dificultades orográficas, el viento y los abanicos pueden dar un vuelco al pronostico de esprint masivo. Una jornada en teoría veloz, habitual por estos parajes de Aragón.