Remco Evenepoel (Soudal Quick-Step) repitió triunfo este sábado en la 42ª edición de la Donostiako Klasikoa - Clásica de San Sebastián, gracias a su esprint victorioso frente al español Pello Bilbao (Bahrain-Victorious), y haciendo bueno así su ataque cuando aún faltaban 72,8 kilómetros para llegar a la meta.
En los 230,3 kilómetros que tenía el recorrido por 'La Bella Easo' y sus alrededores, el vigente campeón del mundo enlazó este éxito con su triunfo del 2022. No en vano, Evenepoel dominó la pasada edición con una exhibición en solitario, algo que un elenco de rivales de alto nivel buscaba evitar en este 2023.
Sin embargo, los jóvenes españoles Carlos Rodríguez (INEOS Grenadiers) y Juan Ayuso (UAE Team Emirates) no pudieron erigirse en las amenazas que pretendían ser dentro del pelotón. Con un tiempo definitivo en meta de 5h30:59, Evenepoel sumó la tercera victoria en esta Klasikoa a su ya laureado palmarés (2019, 2022 y 2023).
Y lo consiguió gracias a un arreón desde muy lejos, a casi 73 kilómetros de la conclusión y con subida en ciernes al puerto de Erlaitz. Esa situación había finiquitado la fuga larga del día, con pleno protagonismo del francés Romain Bardet (Team dsm-firmenich) y del belga Nathan van Hooydonck (Jumbo-Visma).
Ambos llegaron a tener cuatro minutos de ventaja respecto al gran grupo perseguidor, pero fueron neutralizados cuando Evenepoel apostó por ir hacia delante. Con él avanzaron también el ruso Aleksandr Vlasov (BORA-hansgrohe), el italiano Alberto Bettiol (EF Education-EasyPost) y el citado Pello Bilbao.
Ion Izagirre (Cofidis) fue la siguiente figura destacada del pelotón en intentar un 'salto', pero no cuajó y además su estrategia tampoco se vio beneficiada a raíz de la caída de un miembro del equipo Arkea-Samsic, todavía a 64,4 kilómetros del final de carrera.
Evenepoel aumentó su ritmo de pedalada a tres kilómetros de coronar Mendizorrotza, a lo que solo Bilbao respondió. Quedando unos 40 por disputarse, los dos se mostraron como los más fuertes del día y se jugaron la victoria tras pasar al lado del Palacio de Congresos Kursaal. Y en el estirón definitorio, Evenepoel saboreó la gloria.