Tras un largo viaje, con cambio de planes, vuelos y horas de espera, los dos oros mallorquines en el Campeonato del Mundo de piragüismo celebrado la pasada semana en Halifax (Canadá) ya descansan en la Isla. Junto al resto de palistas isleños participantes en la cita -caso de Sete Benavides, Adrián Castaño o Aida Caterina Bauzá-, además de los integrantes del equipo español de canoa que se ejercitan con el técnico Kiko Martín pensando en el Europeo, Marcus Cooper Walz (RCN Portopetro Inturhotel) y Joan Toni Moreno (RCN Port de Pollença), campeones del mundo en K4 y C4 500 metros, recibieron este lunes el aplauso y reconocimiento de la gente de sus clubes, familiares y representantes del Govern, caso del director general d'Esports, Carles Gonyalons, o la Federación Balear de Piragüismo, representante por Xavi Marroig.
Con rostro de cansancio, pero a la vez con una amplia sonrisa, conscientes de lo conseguido, Walz y Moreno lucieron sus preciados oros, logrados con las embarcaciones colectivas y que, en el caso del doble medallista olímpico, le reafirman como una de las grandes referencias del piragüismo español tras llevar al K4 500 a lo más alto en un Mundial, justo un año después de colgarse la plata en los Juegos de Tokio. «Hemos dado un golpe encima de la mesa», refería Marcus, que tuvo la oportunidad de participar en la final de K1 500, apenas media hora después, pero llegó «vacío», priorizando su gran objetivo personal, el potente K4.
Para Joan Toni Moreno, campeón de Europa de C1 200 metros, el título mundial logrado en Canadá en C4 500 metros «es un sueño hecho realidad», recordando que «siempre cuando empiezas, sueñas con conseguir ser campeón del mundo. Y ese día ha llegado», refería el palista, que ya se centra en el reto de los Europeos, que en un par de semana le esperan, al igual que a Benavides pasando a focalizar sus miras en el C2. «Pero este oro me da más moral para seguir adelante y trabajar», refería Moreno, pupilo de Kiko Martín.
Marcus Cooper Walz celebró un nuevo título mundial, «el primero que logramos con el K4 500, la culminación de un largo trabajo, pero también una motivación extra para seguir adelante», pensando especialmente en el objetivo de la embarcación. «El año que viene será clave el Mundial para París 2024, y vamos a ir a por todas», refiere el palista del Real Club Náutico de Portopetro-Inturhotel, que destacó «las mejoras técnicas que nos han hecho más fuertes» y resaltó «la clara victoria» ante Alemania, la dominadora.