El momento del adiós es uno de los más duros en la vida de un deportista de élite. Las dudas sobre si es la decisión acertada, el qué dirán y el horizonte profesional y persona que se les abren tras su carrera generan incontables sensaciones. Las mismas que ha querido compartir y repasar en su 'blog' personal la medallista olímpica y campeona mundial de natación artística mallorquina, Marga Crespí.
Inmersa en su nueva dedicación dentro del espectáculo 'Le Reve' e instalada en Las Vegas (Estados Unidos) desde hace unos años, la palmesana ha actualizado su cuaderno de notas en su web personal (www.margacrespi.com) y abre su corazón compartiendo recuerdos, sensaciones y emociones.
«Era el año 2014, después de mi primera operación de cadera. Me acuerdo que me costaba mucho pisar la piscina. Me focalicé en mi recuperación mientras el resto del equipo seguía entrenando para las competiciones de esa temporada. Mi objetivo era volver a la piscina para competir en el Europeo que se celebraba en agosto», recuerda Marga, bronce con el equipo español de natación sincronizada en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
«Pero no encontraba la motivación. Me imaginaba a las chicas del equipo ganando una medalla y yo estando en mi casa viéndolo por la televisión y no me importaba. Eso me alarmó», admite Crespí. «Quedaban más de cuatro meses para acabar la temporada, y lo que sí tenía claro es que no quería influenciar al equipo sobre mi decisión», prosigue en su relato en primera persona de unos meses duros.
«Busqué un plan. Decidí guardármelo para mí y hacer clases de coaching fuera de mis horarios de entrenamiento con el gran Quique Aranda, que me enseñó a valorar lo positivo y darme un empujón hasta el final de temporada para poder llegar a la competición motivada», recuerda Marga, que a la hora de valorar el 'qué dirán', fue tajante. «No le di más vueltas. Muchas veces nos preocupamos demasiado en lo que piensan los demás. Esa pregunta de ?qué pensarán de mí? ha arruinado los sueños de muchísimas personas, cuando seguro que tenían ideas increíbles que compartir con el mundo y se quedaron sin desarrollarlas. Así que eso es algo que aprendí y que lo sigo aplicando ahora», confiesa.
Reflexionaba sobre su futuro la multimedallista. «¿Os creéis que la vida en un centro de alto rendimiento es para siempre? No. Y yo ya tenía claro que mi vida no era ?normal?, porque me dedicaba 8 horas diarias a mi deporte para ganar una medalla a final de año y poder cobrar una beca. Así que era consciente que en algún momento ese estilo de vida se iba a acabar», añade en su escrito.
Y de ese futuro, empezó a trazar una nueva forma de vida. «No me preocupé demasiado por lo que vendría. Tenía claro que iba a salir de mi zona de comfort, y eso en parte, era emocionante. Lo tomé como aprendizaje y me lancé. Me lancé a viajar, que era algo que siempre había querido, a ir a la universidad como alguien ?normal? y a conocer gente nueva. Fuera lo que fuera que la vida me pusiera como reto, estaba dispuesta a superarlo», reseñaba Crespí.
Y también recordó la cara oculta de las ayudas, de unas becas que «las cobras en función de tus resultados del año anterior. Es decir, en 2014, después de ganar el bronce en el Campeonato de España y dos medallas en el Europeo de Berlín, no cobré. Mucha gente desconoce el detalle de nuestras becas. Lo cuento porque es una realidad por la que hemos pasado todas. Que quede claro que no estoy reclamando dinero, porque ya conocía cómo funcionaba, pero es importante que se conozca. Además, cobrábamos en función de nuestros resultados», asegura.
Llegado el momento de dar el paso, Marga buscó una aliada para preparar el camino. «Antes de dar la noticia al cuerpo técnico y a las chicas del equipo, decidí contarle a una de ellas, Clara, que iba a ser mi última vez. Ojalá lo hubieran sabido todas, pero no quería alterar ni cambiar nada de lo que habían entrenado ese año», continuaba.
Y a la vez, confiesa que «una vez se conoció la noticia, me sentí aliviada. Además, pasados unos días, me acuerdo caminar por el centro de alto rendimiento y la gente me decía que estaba ?más guapa?. Yo sentí que transmitía una energía positiva y una sonrisa que hacía tiempo que no había salido de mi. Mi nueva aventura empezaba. No sabía aún dónde, pero la oportunidad me encontraría», recuerda satisfecha por la determinación tomada.
Y concluye con una frase que deja claras sus intenciones: «No tengáis miedo de las decisiones que habéis tomado. Todo en esta vida es aprendizaje y nos ayuda a evolucionar como personas».