No es fácil ser piragüista en tiempos de confinamiento por la pandemia del coronavirus, y estas semanas encerrado en casa se le hacen largas al campeón olímpico mallorquín Marcus Cooper Walz. Acompañado por su madre, el deportista isleño pasa las horas compaginando el poco entrenamiento que puede realizar en seco con la lectura o algunos momentos frente a la pequeña pantalla, sin perder el contacto con sus más allegados o sus amistades a través de Internet o el teléfono.
Pero estas semanas le van a servir a Marcus para dar un paso al frente en un objetivo que poco tiene que ver con el piragüismo. El palista del Real Club Náutico de Portopetro no desaprovecha el tiempo. Al contrario, lo está ganando para acelerar hacia una meta que le llena de ilusión: sacarse el carnet de moto.
Una pasión que también mueve a Marcus, que tras ver aplazado el reto a corto plazo que tenía en los Juegos Olímpicos de Tokio hasta 2021, espera noticias en su domicilio de Santanyí para poder regresar a la normalidad y preparar el asalto a la plaza para la cita en la que espera pelear de nuevo por las preseas.
Pero antes, tendrá la oportunidad de saldar una cuenta pendiente y sacarse el carnet de moto. Tiempo para hincar los codos y llegar preparado al examen teórico le va a sobrar en estas jornadas de reclusión obligada.