El hockey hierba busca su espacio en las islas. El femenino lleva ya recorrido un largo camino y la consolidación del proyecto del Mallorca Hockey Club es la mejor muestra. Pero ahora son los chicos los que reclaman su cuota de protagonismo para un deporte en el que nuestro país ha aportado medallas al palmarés olímpico y que, gracias a la labor de la Delegación de la Federación Española (RFEH) en Balears, con Toni Cañellas al frente, gana adeptos entre los aficionados mallorquines, además de captar a residentes y estudiantes argentinos, suecos u holandeses, que aportan su experiencia a un bloque que da sus primeros pasos.
Sobre casi un centenar de licencias, con mayoría femenina y de base, una veintena de hombres pretende recuperar el terreno ganado años atrás en Sant Ferran, en los tiempos del Ciutat de Palma HC (2005/06), que aporta a algunos de los protagonistas del proyecto del Mallorca HC y el combinado balear.
El entrenamiento de campo se realiza en el colegio del Rafal, gracias al apoyo del IME y del citado centro. Diferentes amistosos con clubes extranjeros que visitan la Isla y citas especiales como el partido que un combinado balear, con jugadores de Mallorca, Menorca e Eivissa en sus filas, disputó en Terrassa ante el Línia 22, forman la agenda de un equipo que lucha contra la falta de instalaciones adecuadas a sus necesidades.
La meta es contar con un equipo con el que competir en Catalunya, como lo ha hecho el Mallorca Hockey femenino en la Comunidad Valenciana, y alentar la creación de nuevos clubes en las islas.
La Delegación de la RFEH tiene en marcha un programa de promoción del hockey hierba en Balears, incidiendo especialmente en las categorías de formación y el deporte escolar, sembrando una sólida base sobre la que dotar de firmeza a conjuntos de superior categoría, con el sénior como referencia.
«Es un primer paso. El camino no es fácil, pero estos chicos tienen una ilusión que puede con todo», asegura Toni Cañellas, delegado de la Real Federación Española de Hockey (RFEH) en Balears, quien señala como gran problema «la falta de instalaciones». Para ello, buscan campos de césped artificial con la hierba ya muy gastada y baja, que permita rodar la pelota y desarrollar así mejor el juego.