Romà Cuyàs i Sol, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD) entre 1982 y 1987 y del Comité Olímpico Español (COE) entre 1983 y 1984, y pionero del proyecto de los Juegos de Barcelona de 1992, falleció este viernes en la capital catalana a los 81 años, confirmaron en sendos comunicados la Federación Española de Atletismo, de la que fue vicepresidente, y también el COE.
Procedente del atletismo, se inició en el Club Natació de Barcelona en las disciplinas de marcha atlética y medio fondo, siendo presidente de la Catalana. Dio el salto a la Española, aunque su perfil fue más conocido como presidente del Consejo Superior de Deportes en los años ochenta, década que también presidió el COE.
Estuvo vinculado al movimiento olímpico de Barcelona'92, como comisario del proyecto, y posteriormente ejerció la vicepresidencia primera de la candidatura barcelonesa, en representación del Gobierno central. Posteriormente fue miembro del comité organizador COOB'92.
Contaba con la medalla de oro al mérito deportivo, concedida por el gobierno de España, y el collar de plata impuesto por el Comité Olímpico Internacional. En el 2017 recibió la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat.
En la nota remitida por la Española de Atletismo, el ente federativo resalta que el atletismo español y catalán «pierden a un gran directivo del deporte en general y el atletismo en particular». «La RFEA quiere mostrar de esta manera su pésame y condolencias a familiares y amigos más cercanos», agrega el comunicado.
El COE, por su parte, señala en un comunicado que su presidente, Alejandro Blanco, «y todas las personas que componen la familia olímpica española se unen al dolor de su familia, de sus allegados y de todos los miembros del atletismo español».
Romà Cuyàs también será recordado por su vertiente de promotor cultural y editor.
Estuvo en la Dirección General de Promoción Cultural, del departamento de Cultura de la Generalitat, entre 1996 y 1997, y fue consejero delegado de Edicions 62, además de director de CEDRO Cataluña.
El fallecido editor Josep Maria Castellet en su libro Memòries poc formals d'un director literari aseveraba que dirigió una editorial que «se convertiría de débil en fuerte, de pequeña en mediana -grande en términos de ediciones catalanas- de asustadiza en ambiciosa».
Fue, asimismo, fundador y primer presidente de la Asociación de Editores en lengua catalana y vocal, tesorero y vicepresidente del Gremio de Editores de Cataluña (1971-1982).