La regatista del Club de Vela Port d'Andratx Violeta del Reino se ha alzado con el Premio Timón 2019 de Gaceta Náutica a la mejor deportista en categoría de vela. La elección de la navegante ha sido acordada por la Federación Balear de Vela (FBV) en atención a los excelentes resultados obtenidos en la presente temporada, en la que Del Reino se ha proclamado campeona del mundo y se ha colgado el bronce en el campeonato de Europa de la clase Hansa 303, un tipo de embarcación adaptada a personas con discapacidad.
Además de los éxitos deportivos, la flamante Premio Timón 2019 ya ha sido reconocida este año con el Premio Nacional de Vela que concede el Monte Real Club de Yates de Baiona y está actualmente nominada como regatista del año por la federación internacional de vela (World Sailing).
En 2016 obtuvo diploma olímpico en Rio de Janeiro junto su compañero Sergi Roig en la clase Skud 18 y en 2017 se apuntó su primer campeonato del mundo de Hansa 303, al que se sumó la medalla de plata en el europeo de ese mismo año. En 2018 fue campeona continental y tercera del mundo. Su palmarés es, sin duda, uno de los más brillantes de la vela balear de los últimos años.
Violeta tiene orígenes venezolanos, aunque nació en Madrid. Vive en Mallorca desde el año 2000. Una afección de pies cavos de causa desconocida le provocó de niña una escoliosis de espalda. Con sólo 14 años se sometió a una triple operación de vértebras. A pesar de esta diversidad funcional, nunca ha renunciado a practicar deporte. A los 20 años se inició en la vela y desde entonces no ha parado de demostrar que posee un talento especial para la navegación. El Club de Vela de Andratx (Premio Timón 2017 precisamente por su apoyo al deporte inclusivo) ha sido su segunda casa durante los últimos años.
En una reciente entrevista concedida a Gaceta Náutica, Violeta aseguro que su decisión de afincarse en Mallorca fue para «estar cerca del mar». En el periodo vacacional de verano entrena desde las 13.00 hasta las 16.00 horas. En invierno inicia las sesiones en cuanto termina su jornada laboral como profesora, a partir de las 15.30 horas «y hasta que se hace de noche».
Los ejercicios cotidianos incluyen prácticas de navegación y maniobras, velocidad, toma de boyas y salidas en el mar. En tierra practica teoría del reglamento de regatas, yoga y natación, además de las sesiones en el gimnasio con su fisioterapeuta «con el fin de mantener la fuerza de piernas, brazos y tronco», señala.
Dice de sí misma que es una persona religiosa: «Creo en Dios y le agradezco cada día todo lo que tengo». Sus retos, apunta, van apareciendo. Ahora mismo está expectante por la posibilidad de que la clase Hansa 303 sea incluida en los juegos Paralímpicos del 2020 y también por su participación en el próximo Campeonato del Mundo que tendrá lugar en California.
Violeta asegura que el mar acapara la primera y la última mirada de su día a día porque, también en tierra, vive de cara al mar, desde su casa con vistas a la Bahía de Palma. Cuenta que, además, el mar es el paisaje que discurre ante sus ojos en el trayecto que la conduce todas las mañanas hasta el trabajo.
Le gusta practicar windsurf y bodyboard en la playa de Sa Rápita y también le encanta nadar o, simplemente, flotar y dejarse mecer por la cadencia de las olas.