En mitad de la tormenta ha vuelto a salir el sol en Son Bibiloni. Mientras al Mallorca, arrastrado por la crisis del primer equipo, se le encoge el corazón por culpa de otra de esas crisis que amenazan con llevárselo todo por delante, en la factoría de la carretera de Sóller se sigue velando por el futuro del club y las categorías inferiores están empeñadas en recuperar, cuanto antes, el terreno perdido en los últimos tiempos. Las labores de reconstrucción las abandera el filial, pero a su espalda emerge con fuerza otra hornada de juveniles que en unos días volverá a subirse al escenario de la Copa del Rey, donde ya le espera el Real Madrid que dirige Santiago Solari.
Con Santi Miralles a los mandos, el Mallorca reabrirá el cofre del torneo con una eliminatoria de talla grande. Lo hará después de reservar su asiento a través de un campeonato de liga en el que únicamente le ha superado el Espanyol y en el que ha adelantado por el carril de la izquierda a otros conjuntos de referencia en la categoría, como el Barcelona, el Zaragoza o la Damm. Señalado como el equipo con más dinamita del grupo III (72 goles a favor en 30 partidos y solo 25 en contra), se ganó su presencia entre los mejores gracias a sus resultados. Allí, además del Madrid y del mencionado Espanyol, coincidirá con otros trece rivales que también buscan la gloria: Las Palmas, Atlético de Madrid, Rayo Vallecano, Tenerife, Sevilla, Levante, Villarreal, Málaga, Athletic, Oviedo, Sporting, Antiguoko y Racing.
El Madrid, que visita Son Bibiloni este sábado (12.00 horas) y recibirá al Mallorca en Valdebebas ocho días después, parte como uno de los favoritos, aunque en la liga, después de apretada pelea a tres bandas, tuvo que conformarse con la tercera posición, a un punto del Rayo y dos del Atlético. Se trata, en cualquier caso, de un grupo con todo tipo de recursos y jugadores mediáticos, como su portero Luca Zidane, que recientemente alcanzó las semifinales de la Youth League, donde solo le detuvo el Paris Saint Germain.