Volvió la sonrisa juvenil del colombiano Esteban Chaves (Orica) al podio de la Vuelta, donde celebró su segunda victoria de etapa y la recuperación del maillot rojo que cedió la víspera al holandés Tom Dumoulin.
«El Chavito», de 25 años, líder tras imponerse en Caminito del Rey, se despistó unos metros en Alcalá de Guadaíra y soltó «la roja». Un día después se puso en modo avión para conquistar el doblete en la meta de La Iruela, en la Sierra de Cazorla. La tercera e inesperada victoria del Orica, 24 horas después de la victoria de Cabel Ewan.
«No lo buscamos, solo queríamos mantener posiciones para hacer algo majo en la general», señaló en meta el director australiano Neil Stephens, el hombre que confió en el ciclista bogotano cuando en 2013 una lesión casi le invalida para el ciclismo. Tampoco lo esperaba Chaves, pero el equipo le colocó bien antes de afrontar el ascenso final de 3 kilómetros y vio que allí había mucho que rascar.
Metido en faena, Chaves despegó a 2,5 kilómetros de meta, dejó clavado al británico del MTN Steve Cummings, último superviviente de la fuga del día, y se marchó en solitario para levantar los brazos y mostrar de nuevo su particular sonrisa, amplia y blanca en el entorno de su tostada cara.
Dumoulin trató de evitar lo que Chaves hizo inevitable. El holandés se dejó el alma en la persecución, pero ni él ni el irlandés Daniel Martin pudieron echar el guante al colombiano. La roja volvía a la casa del Orica australiano.
Los favoritos no entraron a la gresca. Todos hicieron de la mano la subida de 3 kilómetros que cerraba la sexta etapa de 200 kilómetros entre Córdoba y Sierra de Cazorla. Día de calor agobiante, de tregua a 11 segundos de Chaves terminaron la jornada laboral los Valverde, Froome, «Purito» Rodríguez y Quintana. Todos ellos en un pañuelo de 8 segundos en la general. Empate técnico.
Este viernes será otro cantar en Las Alpujarras. El primer puerto de primera de la presente edición que desemboca en la meta granadina probará las fuerzas reales de cada aspirante. Entre ellos estará Esteban Chaves. «Es un rival serio», aseguró Valverde. El ganador del Tour del Porvenir 2011 parece restar importancia a sus hazañas. Siempre ríe, se encoge de hombros, pero es el líder y sus dos victorias han llegado con sendas exhibiciones.
El pelotón salió de Córdoba con el termómetro que mordía. A pesar de la calima hubo marcha desde el principio, elevada hasta el último metro. En un sube y baja constante el grupo completó el «Tour de los olivos» (66 millones de estos árboles en la provincia de Jaén) a 42 kms por hora y se presentó en meta con adelanto.
Hubo fuga, un poco tardía, pues hasta el kilómetro 60 el pelotón no dio el visto bueno. Se apuntaron seis corredores: Gautier (Europcar), Terpstra (Etixx), Durasek (Lampre), Rubiano (Colombia), Velits (BMC) y Cummings (MTN-Qhubeka).
Los hombres del entonces líder Tom Dumoulin (Giant) se encargaron de controlar la aventura en torno a los 4 minutos. La escuadra alemana buscaba un doble objetivo, conservar el maillot rojo del holandés y encontrar un triunfo de etapa para Degenkolb, aún inédito en la Vuelta.
A 15 de meta, con el grupo a menos de un minuto, el sexteto empezó a desintegrase con ataques a la desesperada. El británico Cummings, vencedor en la etapa de Mende en el Tour, abrió hueco en solitario, en un duelo contra la maquinaria que movían Movistar, Astana y Sky. Cummings quedó clavado al entrar en la zona elevada, retorciéndose encima de la bici mientras Chaves le pasaba como una moto. Ya se había iniciado el monólogo del colombiano, implacable.
Una vez que abrió hueco, Dumoulin y Dan Martin trataron de atrapar al «Chavito». La suerte estaba echada. En estado de gracia, la sonrisa del maillot rojo volvió a lo más alto del podio.
Este viernes se disputa la séptima etapa entre Jódar y La Alpujarra, de 191 kilómetros, primer examen en la montaña, con un puerto de primera categoría que desemboca en meta tras 18 kilómetros de ascenso.