La FIFA vive uno de sus peores momentos, con dos escándalos simultáneos de corrupción que este miércoles llevaron a la detención de siete altos dirigentes deportivos, todos ellos de la región de las Américas y que ahora enfrentan graves cargos de corrupción por los que Estados Unidos pide su extradición.
El hecho sin precedentes se produce a tan sólo dos días del Congreso de la FIFA, el órgano supremo de la organización y compuesto por 209 federaciones, cuyos líderes están congregados en los últimos días en Zúrich, donde han tenido lugar los arrestos.
El punto más importante y polémico del Congreso es la elección del presidente de la FIFA y la insistencia del suizo Joseph Blatter de continuar al frente de la organización deportiva a pesar de sus 79 años, de los 16 años que lleva en el puesto y de que la última vez que fue reelegido dijo que sería su última vez.
Su reelección se daba por descontada, pero los sucesos de este miércoles pueden perturbar las ambiciones de Blatter y dar alguna oportunidad a su único rival, el príncipe jordano Ali bin al Husein.
Los otros dos candidatos -el exjugador portugués Luis Figo y el presidente de la Federación Holandesa, Michael van Praa- se retiraron recientemente tras admitir que no tenían posibilidades y dieron su apoyo a Al Husein.
«Nunca hemos tenido la idea posponer el Congreso ni la elección. Vamos adelante con la agenda y la elección tendrá lugar como está previsto», dijo este miércoles el portavoz de la FIFA, Walter De Gregorio.
Ello pese a las voces que piden el aplazamiento del proceso en el que, según opinan muchos, la FIFA se juega lo último de su credibilidad.
Sobre todo después de conocerse la amplitud de los dos casos de corrupción que investigan -de forma paralela pero independiente uno de otro- la Justicia de Estados Unidos y de Suiza.
La primera investigación fue iniciada por una fiscalía de Nueva York por el supuesto pago de sobornos por más de cien millones de dólares a dirigentes de la FIFA a cambio de que ciertas firmas recibieran los derechos de transmisión, publicidad y auspicio de torneos futbolísticos en EEUU, América Latina y el Caribe.
Dentro de este proceso fueron detenidos este miércoles el uruguayo Eugenio Figueredo (vicepresidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol y vicepresidente de la FIFA), el costarricense Eduardo Li (presidente de la Federación Costarricense de Fútbol y funcionario de la FIFA) y el brasileño José Maria Marin (miembro ejecutivo de la Confederación Sudamericana de Fútbol).
También está detenidos el nicaragüense Julio Rocha (expresidente de la Federación Nicaragüense de Fútbol y funcionario de la FIFA) y el venezolano Rafael Esquivel (presidente de la Federación Venezolana de Fútbol y miembro ejecutivo de la Confederación Sudamericana de Fútbol).
Además, la policía suiza arrestó a los británicos Costas Takkas (exsecretario general de la Federación de Fútbol de Islas Caimán) y Jeffrey Webb (presidente de la Confederación de Fútbol de América del Norte, de América Central y del Caribe, y vicepresidente de la FIFA).
La segunda investigación judicial es dirigida por el Ministerio Público de Suiza, que la inició el pasado noviembre a petición de la propia FIFA por sospechas de gestión desleal y lavado de dinero en relación con la elección de las sedes de las Copas del Mundo de 2018 en Rusia y 2022 en Catar.
Sin embargo, el portavoz de la FIFA ratificó que los dos mundiales se jugarán en esos países, de los cuales Catar fue el más cuestionado en el momento de su elección, en 2010, por carecer de tradición e infraestructura futbolística, y cuyo clima ha obligado a trasladar el Mundial de 2022 a los meses de noviembre y diciembre.
Se desconoce, por el momento, la identidad o el número de personas contra las que la Fiscalía suiza ha confirmado hoy haber abierto una investigación penal.
En relación con este caso, agentes del Ministerio Público helvético recogieron documentos y datos electrónicos en la sede mundial de la FIFA.
El organismo ha tratado de usar este caso para intentar presentar las investigaciones como una iniciativa suya y un esfuerzo de «limpiar» la casa de eventuales situaciones de corrupción.
Sin embargo, el golpe asestado es grande por el alto nivel de varios detenidos en la cúpula de la organización y porque la Justicia estadounidense ha dicho tener la convicción de que las pruebas que les incriminan son sólidas y pueden costarles hasta veinte años de prisión.
De Gregorio dijo que nadie en la FIFA sabía que la policía suiza realizaría este miércoles los arrestos y que miembros de la Fiscalía irán a su sede a buscar evidencias.
«Nadie lo sabía y es normal que haya sido una sorpresa para todos», dijo el portavoz, quien sobre el ánimo de Blatter frente a lo ocurrido dijo: «Está concentrado en el congreso, aunque el factor de estrés de hoy haya sido más alto. Está calmado porque se confirma que no está involucrado».