Nada mejor para el Masters de Londres que una primera jornada con doble venganza en el Grupo B, con el suizo Roger Federer saboreando el placer de la victoria ante el canadiense Milos Raonic y el japonés Kei Nishikori ganando por primera vez al británico Andy Murray.
Federer, ganador de este torneo en seis ocasiones, tenía una espina clavada contra Raonic, el primer canadiense nacido en los noventa que juega un Masters. Hace tan solo dos semanas, durante el torneo de París Bercy, Milos fue capaz de ganar al suizo por primera vez en siete encuentros y esa afrenta pareció molestar al exnúmero uno del mundo.
Este domingo, festividad en Reino Unido del «Remembrance Sunday», en memoria a los caídos en conflictos bélicos, el helvético se impuso por 6-1 y 7-6 (0) en una hora y 28 minutos al cañonero de Podgorica (Montenegro) colocando de nuevo en su sitio al hombre que este año ha demostrado una vez más que tiene un cañón en su saque, al llegar a Londres con 1.093 directos.
Pero en la pista azul de O2 londinense, el servicio del canadiense no le sirvió de mucho. Primero se resbaló en un desplazamiento nada más comenzar el encuentro, que colocó el susto en la cara de sus dos entrenadores, el italiano Ricardo Piatti y el croata Ivan Lubicic. Luego, tan solo hizo 10 «aces», alguno de ellos a 220 kilómetros por hora, pero no le ayudaron como él necesitaba para superar a Federer, que salió lanzado y ganó el primer set en tan solo 25 minutos, con dos roturas.
Y para colmo, no supo aprovechar una bola de «set», con saque del suizo en el duodécimo juego del segundo parcial, lo que abocó a un desempate en el que su inexperiencia le llevó a cederlo sin una sola oportunidad para reengancharse al encuentro.
Aunque el suizo no quiere hablar de sus oportunidades, reales, de acabar como número uno del mundo, sabe que no solo depende de sus posibilidades. El serbio Novak Djokovic tiene garantizado acabar en el primer puesto este 2014 ganando tres partidos y alcanzando las semifinales. Si el serbio alcanza la penúltima ronda con 2-1 en la primera fase, Federer necesita ganar el título imbatido (5-0) y ganar después un solo partido de la final de la Copa Davis para lograr su objetivo.
Ante ese escenario el suizo salió rápido de piernas, incisivo desde el fondo y dispuesto a que el partido fuese un corto paseo. Tiene ya 33 años y los 13 últimos ha estado presente siempre en el Masters y sabe que hay que economizar esfuerzos, sobre todo después de una temporada en la que ha ganado más partidos que nadie (69, 53 en rápida) y cinco títulos, uno menos que Djokovic.
Antes, Kei Nishikori, uno de los tres novatos este año, junto con Raonic y el croata Marin Cilic, se impuso al británico Andy Murray, quinto favorito, por 6-4 y 6-4 en menos de dos horas, para ganar por primera vez en cuatro encuentros a Murray. Otra venganza el mismo día.
Tres veces semifinalista del torneo, Murray se vio desbordado ante la velocidad de piernas de Nishikori, primer asiático en disputar un Masters.
El escocés, que había superado al nipón en las tres ocasiones previas en las que se habían enfrentado, la última en 2013 y todas sobre pista dura, sufrió una dura derrota que dejó helados a los 20.000 espectadores que acudieron al partido inaugural de este año.
El británico estuvo incluso 1-4 en el segundo set y, aunque fue capaz de nivelar, cedió su servicio en el noveno y sucumbió en el siguiente. En las piernas del jugador de Dunblane parece pesar el exhaustivo esfuerzo de las últimas seis semanas que lleva jugando para luchar por un puesto en este Masters.
Murray ha conseguido tres títulos consecutivos en su encomiable lucha por clasificarse para Londres, ganando 23 partidos, pero este domingo se le notó cansado y falto de rapidez para llegar a las bolas del japonés.
El británico acabó con 28 errores no forzados y solo fue capaz de ganar el 27 por ciento de los puntos con su segundo saque. «No he sacado lo suficientemente bien», reconoció Murray. «Él fue capaz de dirigir demasiados puntos, especialmente con mi segundo saque, y eso marcó la diferencia», analizó Andy.
El público dedicó a Murray una calurosa recepción en el O2 Arena, porque se trataba de la primera aparición del jugador en Reino Unidos desde Wimbledon. Pero los temores al ver aparecer al fisioterapeuta para tratarle un muslo, lógicos después de tanta batalla en pista cubierta en este final de año, fueron premonitorios para el excampeón de Wimbledon, que también admitió sentirse frustrado.
«Es duro clasificarse (para las semifinales) cuando pierdes tu primer encuentro. Eso está claro», reflexionó Andy. «Pero a diferencia de otros torneos, siempre tienes una oportunidad de lograrlo. Si no fuera aquí, ya estaría fuera del torneo. Hay que olvidar lo que ha pasado hoy, trabajar en algunas cosas mañana y ojalá pueda jugar mejor el próximo día», destacó.
No le tembló el pulso al japonés, que ha admitido que para superar los problemas físicos que le han perseguido desde sus inicios ha recurrido a pasar más horas en el gimnasio como medida salvadora. Y ahora se muestra rápido y con más solvencia en los puntos, sin asomo de miedo a la hora de rematarlos.