Fabio Aru (Astana) volvió a levantar los brazos en la Vuelta, esta vez en Monte Castrove, en cuya subida al líder Alberto Contador le salieron las «meigas» con un Chris Froome ambicioso que le puso en apuros con un recorte de 20 segundos.
Aru, de 24 años, es la revelación de la temporada. Un joven rebelde que fue tercero en el Giro, donde ganó una etapa, y que ya tiene su doblete en la Vuelta. Batió a Froome, su compañero de fuga los 3 últimos kilómetros, y lanzó su sonrisa al mundo desde el balcón de las Rías Bajas.
La ambición del ciclista sardo la tuvo Chris Froome, que se niega a ponerle a Contador la alfombra roja hasta Santiago. El británico se volvió a aprovechar del marcaje entre los españoles y puso en marcha el 'molinillo' a 2,5 kilómetros de meta. Junto a Aru asestó un golpe de 20 segundos a Contador, y a Valverde le quitó 16 y el segundo escalón del podio.
Un golpe moral superior a la diferencia de tiempo, que resta tranquilidad a Contador, quien ve cómo Froome quiere vender cara la derrota. Resta otro examen importante, la subida a Ancares del sábado, y sabe el madrileño que el Sky convertirá el ascenso en un infierno para que su líder queme la traca.
De nuevo Froome sacó provecho del pique entre españoles, que no fueron capaces de ponerse de acuerdo para salir a limar tiempo a Froome. No hubo manera y así les fue. Los tres perdieron un tiempo precioso, en especial Valverde, que se aleja del segundo escalón y es tercero a 1.32.
«Froome no está más fuerte que nosotros, pero ha sido más listo», reconocía el ciclista murciano. Contador lo veía de otra forma: «Era Valverde quien tenía que defender el podio».
El de Pinto ve la vida de color rojo, espera que «el tiempo perdido no suponga un problema». Pero el madrileño, que se quedó sin respuesta ante el ataque de Froome, plantea dudas ante la etapa de Ancares, justo lo contrario que Froome, que va a más y está a 1.19 minutos.
El viaje de 157 kilómetros que salió de La Estrada con el éxodo del Mundial en marcha, ya que se borraron dos ilustres como Boonen y Cancellara, serpenteó por las Rías Bajas con el atractivo final de pasar dos veces el inédito Monte Castrove, donde los favoritos debían salir a escena.
La etapa estuvo controlada desde el inicio con un pelotón que no dio permiso para que fraguara escapada alguna, aunque en el kilómetro 68 se marcharon por delante el español Luis León Sánchez (Caja Rural), líder de la montaña, y los franceses Dupont (Ag2r) y Le Boon (Francaise).
El murciano cumplió con su misión: puntuar en la cima y guardar el maillot de puntos azules. Luego al pelotón, donde el Sky tomó el relevo de la escuadra telefónica. Una maniobra sin ambages. Froome iba a por el partido, marcado a rueda por Contador, que esperaba el hachazo.
No se hicieron esperar los ataques. El Katusha tensó con Caruso y Purito atacó. Quedó seleccionado el quinteto de la general. Marcajes, miradas de reojo, algún farol que otro en la partida de póquer. Hasta que se rebeló Aru, el otro «Tiburón» del Astana, descarado y valiente.
El admirador de Contador dejó a su ídolo plantado, como a Valverde, Purito y Froome, a 3 de meta, como en San Miguel de Aralar. Luego recibió la visita de Froome, que cambió sin levantarse de la bici. Italiano y británico unieron fuerzas y evitaron que los tres españoles se unieran en la repartición del pastel.
Mientras unos colaboraban para sacar tiempo, los otros repitieron la jugada de Los Lagos, cuando el desencuentro evito eliminar a Froome. Imposible que se entiendan. Mientras, la Vuelta cobra más emoción. En eso está todo el mundo de acuerdo.