El alemán Marcel Kittel (Giant Shimano) impuso su descomunal fuerza para enfundarse el primer maillot amarillo del Tour 2014, en un accidentado esprínt que eliminó al británico Mak Cavendish (Omega), víctima de una caída que le supuso una probable fractura de la clavícula derecha.
Gloria para Kittel, de 26 años, que empieza el Tour como el año, ganando. No sólo se vistió de amarillo en la primera etapa de Córcega, sino que también cerró el Tour con victoria en París.
El gigante de Amstaddt subió al podio «orgulloso de la victoria y de repetir la jugada de hace un año», ante la mirada del primer ministro británico, David Cameron.
Y catástrofe para Cavendish, fuera de combate en el primer asalto. Era el día de «Cav». En su país, en la localidad donde vive su madre, Harrogate, y ante una afición que desbordó una enorme pasión durante todo el recorrido. Pero el «Expreso de Man» le metió el hombro al australiano Gerrans y aterrizó de la peor forma posible, con la clavícula averiada. La del hombro contrario a su maniobra.
Imágenes dispares. El británico inmóvil en el asfalto, con la mano en su hombro derecho, con gesto de dolor, de abatimiento, de rabia, ante miles de miradas atónitas. Mientras, Kittel, loco de alegría, disfrutando de su quinta victoria en el Tour.
El ciclista germano se salvó del accidente e impuso su potencia por delante del eslovaco Peter Sagan (Cannondale) y del lituano Raimondas Navardauskas (Garmin), que marcaron un tiempo de 4h.44.07 en el trayecto de 190,5 kilómetros entre Leeds y Harrogate.
Y es que siempre aparecen los nervios en las primeras etapas del Tour. Las fuerzas están intactas y todos quieren cumplir con sus objetivos. Hasta los favoritos de la general, que al final asomaron en cabeza para evitar sustos. Alguno casi se lo lleva, pero pudieron librar. «Sobrevivir en días como este es una victoria», celebraba Alberto Contador.
Prueba de la tensión en los últimos kilómetros es el sexto puesto del británico Chris Froome (Sky), el ganador de 2013, quien prefirió estar delante a pesar de los riesgos que supone.
Una jornada empañada por la caída de Cavendish, pero inolvidable por el ambiente a lo largo de los paisajes de campiña del Condado de York. En Leeds buen tiempo, himnos, aviones marcando la bandera francesa en el cielo y visitas distinguidas. La duquesa de Cambridge, Kate Middleton, cortó el lazo que abría las carreteras de York al pelotón, con presencia de Guillermo y Harry, los hijos de Carlos de Inglaterra.
Luego la fiesta pasó a la carretera. Un recorrido que llamaba al esprint, con tres pequeñas cotas lejos de meta. Tres ciclistas se animaron con la primera escapada de esta 101 edición: el alemán Jens Voigt, un «joven» de 42 años que lleva 17 Tours de Francia, y los franceses Nicolas Edet y Benoit Jarrier.
Voigt aplicó fuerza y veteranía para quitarse a los jovenzuelos galos, en el caso de Edet rey de la montaña en la Vuelta 2013. Se marchó en solitario para puntuar en los tres pasos de montaña y darse el lujo de estrenar el maillot de puntos rojos. Una «frivolité» para el gran rodador germano, que cedió ante el impulso del pelotón.
Empezó otra fiesta. El elevado ritmo rompió el pelotón, y algunos, como «Purito» Rodriguez, perdieron comba, hasta un minuto de retraso con el grupo principal. El catalán, junto a algunos lanzadores lograron enlazar a tiempo.
El Lotto se tomó en serio las labores de caza y luego trabajó a destajo para que se luciera Greipel, pero el Omega quería lo mismo para Cavendish, el Giant para Kittel, el Katusha pensando en Kristoff y el Cannnondale en Sagan.
Por si fuera poco control los equipos de los grandes asomaron en cabeza. Carreteras estrechas aconsejan ir con atención a los cortes y a las caídas, de ahí que Contador pusiera al Tinkoff cerca de cabeza, así como Alejandro Valverde al Movistar.
Entre marcaje irrumpió el Omega para eliminar a los intrusos, con cinco hombres a 70 por hora. Irrespirable. Tanto que el propio Cavendish mandó moderar el ritmo. Luego se presentó el suizo Cancellara para salir disparado a 1000 metros de meta. Una locura.
A 300 metros de meta se armó parda. Cavendish se fue hacia Gerrans y le desplaza con el hombro izquierdo. Caída espectacular que terminó con tres corredores en el asfalto. Uno de ellos el más esperado. Otra de «las suyas» se le volvió en contra.
Perdió la etapa, la fiesta en casa y el Tour. Su rival y heredero, Marcel Kittel, ya suma cinco, ocho en la temporada y saldrá de amarillo en la segunda etapa, una «mini Lieja-Bastoña-Lieja» entre York y Sheffield, de 201 kilómetros y nueve cotas. Un rompepiernas que acumula más de 3.000 metros de desnivel.