Roger Federer y Novak Djokovic se enfrentarán el domingo en una final de Wimbledon en la que el serbio se jugará ser el número uno del mundo y el suizo optará a conquistar su octavo título en Londres.
A un mes de cumplir 33 años, Federer aspira a pulir los números de una de las carreras más brillantes de la historia del tenis con su decimoctavo Grand Slam, más que ningún otro jugador, mientras que Djokovic, de 27 años, quiere ganar su séptimo gran torneo, el segundo en Londres.
Tras caer el año pasado en segunda ronda, Federer lleva doce meses conjurado para volver a ganar, al menos una vez más, en su escenario fetiche, la pista central del All England Club.
Cuando salte a la hierba el domingo se convertirá en el segundo tenista de más edad que ha estado en la final de Wimbledon, por detrás del australiano Ken Rosewall, que perdió la final de 1974 con unos inconcebibles 39 años.
«He trabajado duro este año. He ganado dos torneos (Halle y Dubai) y llegó aquí con confianza, seguro de que puedo hacerlo», dijo el suizo.
Federer llega encendido al choque con Djokovic. No ha pasado apuros prácticamente en ningún partido y tan solo ha cedido un set, ante su compatriota Stanislas Wawrinka en cuartos de final, a quien precisamente rebasó en el tercer puesto del ránking de la ATP al superar en semifinales a Milos Raonic.
El joven canadiense no fue rival para Federer en una semifinal que se solventó en poco más de hora y media (6-4, 6-4 y 6-4).
El número nueve del ránking llegaba a la pista central con el aura de haber derrotado en cuartos a Nick Kyrgios, el australiano de 19 años que parecía invencible cuando tumbó al número uno del mundo, el español Rafael Nadal, en el cuarto partido del torneo, pero se desinfló ante Federer.
A la hora y cinco minutos de partido, Federer envió una bola sólida y recta que dejó a Raónic lamentándose con la cabeza baja por haber perdido su saque por primera vez en el segundo set.
Con un 2-0 desfavorable ante uno de los mejores tenistas de la historia sobre hierba, el canadiense fue un mero espectador en el tercer y definitivo parcial.
El cruce de Federer fue plácido comparado con el padecimiento que soportó Djokovic en su penúltimo duelo, ante el búlgaro Grigor Dimitrov.
El decimotercer tenista del mundo atormentó durante más de tres horas a un serbio que tuvo que sobreponerse no solo a su rival sino a su propia falta de concentración, que le llevó a cometer una serie de errores en bolas fáciles que estuvieron a punto de costarle el partido ((6-4, 3-6, 7-6(2) y 7-6(7)).
El serbio llega este año a Londres con cierta frustración acumulada tras haber perdido la final de tres de los últimos cuatro grandes torneos, ansioso por sumar su séptimo Grand Slam -no gana desde enero de 2013, en Australia-.
«Mentalmente, significaría mucho para mí, y voy a intentar ganar», dijo el serbio, que perdió la final en el All England Club el año pasado ante el británico Andy Murray, y ha caído también en las últimas finales de Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos, ambas ante el español Rafa Nadal,
El serbio, que superará al mallorquín en el ránking si gana el domingo, se ha enfrentado en 34 ocasiones a Federer, de las que ha ganado 16, aunque nunca en hierba.
Ambos se han medido sobre la superficie predilecta del suizo en tan solo una ocasión, en la semifinal del torneo de Wimbledon que el helvético acabó ganando en 2012.
«Aquí es donde él ha logrado los mayores éxitos en su carrera, ha ganado muchos títulos. Además, viene jugando muy bien durante todo el torneo», admitió Djokovic sobre su rival del domingo.