Hacía cerca de una década que no venía a Mallorca, donde no recuerda bien si ha estado en cinco o seis ocasiones y de la que guarda buenos recuerdos. Javier Sotomayor Sanabria (Limonar, Matanzas, Cuba, 13-10-1967) se siente cómodo en la Isla y se nota. Luce gafas de sol aunque haya anochecido en el Passeig Marítim, pero atiende con sencillez y una educación que marca la diferencia sobre otros divos que soñarían con un palmarés como el suyo. Oro en Barcelona 1992 y plata en Sydney 2000, hexacampeón mundial y poseedor de todas las plusmarcas mundiales en salto de altura tomará la palabra mañana en el Club Ultima Hora para explicar «Cómo se forma un campeón».
-¿Cuáles son las líneas maestras de su conferencia?
-Analizaré el proceso que se sigue en Cuba en la formación, hablaré de mi trayectoria y acabaré explicando los valores que tiene la actividad física.
-¿Cuál es el pilar básico para 'fabricar' un campeón?
-El pilar es tener una buena base de niños y, sobre todo, tener cantidad para detectar la calidad. Para conseguir que salga un gran campeón es fundamental el talento. Por mucha dedicación que haya sin talento es imposible ser un gran campeón, pero el talento tiene que ser explotado con voluntad, disciplina y dedicación. También es importante recalcar que cualquier actividad física que conlleve la superación de uno mismo siempee es positiva aunque no se alcancen grandes hitos.
-Su récord mundial en categoría cadete (2,33 metros) está vigente desde 1984, el de pista cubierta desde hace 25 años y la plusmarca al aire libre desde 1993. ¿Qué lectura hace de la persistencia de sus récords?
-El récord se batirá algún día. Tuve la suerte de haber nacido para el salto de altura, haberme inclinado por la especialidad y tener buenos entrenadores. Al principio no quería saltar, pero por obligación del sistema deportivo que tenemos en Cuba tenía que hacerlo.
-En la actualidad, ¿es más difícil que salga un 'crack' en Cuba que en otros países?
-De entre las cosas que yo explicaré en la conferencia está el modelo que se sigue en Cuba, donde considero que son positivas las facilidades que se dan. Hoy en día muchos países en Sudamérica están poniendo más presupuesto en el deporte, pero hay que tener en cuenta que se puede poner dinero, pero que lo más importante es la estructura organizativa. Me parece muy bien que se invierta en el deporte y en nuestro caso lo cierto es que la situación económica ha provocado que no se haya visto incrementada la partida que iba destinada al deporte.
-¿Tienen los deportistas cubanos la tentación de salir a entrenar a otros países?
-Se están tomando medidas porque en Cuba el deporte profesional no existe. No estamos criados para eso. Se le está dando un porcentaje de los premios bastante alto a los atletas y se está realizando un reajuste general en el sistema. Uno de los aspectos que se establece es que los deportistas tengan una cláusula por la que lleven el nombre de Cuba en el pecho aunque entrenen fuera.
-¿Qué envidia del atletismo actual?
-No envidio nada, porque creo que tuve la suerte de haber vivido la época que me tocaba y que fue la mejor que tuvo el salto de altura. Tengo mucho que agradecerle a mis rivales. Sus resultados fueron lo que me hicieron saltar 2,45 metros.
-¿Ha pensado muchas veces cómo será el día que alguien pase por encima de la varilla en 2,46 metros?
-Llevo más de 25 años pensando eso -sonríe-. No recibiré la noticia con alegría, pero siempre he estado convencido de que alguien me superará algún día. No estaré contento, pero tampoco me suicidaré porque ya es una gran alegría tener el récord tanto tiempo.
-¿Cree que el descenso de grandes éxitos en los Juegos de Cuba ha propiciado que las potencias les miren de otra manera?
-En algunos deportes nos hemos mantenido y en otros hemos bajado. Está claro que no es bueno para nosotros. Nos considerábamos una potencia a nivel mundial y ahora no es tan así, pero nos siguen respetando.
-¿Qué tiene Cuba para contar con un palmarés olímpico como el que tiene?
-Hay mucho talento. En algunos años creo que podremos recuperar el nivel que teníamos.
-Si a usted, que posee las mejores marcas mundiales, le apodan 'El Príncipe de las alturas', ¿quién es el rey?
-Esta misma pregunta me la hizo el mayor de mis hijos cuando yo saltaba y él tenía seis o siete años. La verdad es que el apodo fue producto del premio Príncipe de Asturias que me concedieron en 1993. Ojalá el rey del salto de altura lo tenga en casa.
-¿Sigue la saga en casa de los Sotomayor?
-El mayor lo intentó, y una de las cosas que comentaré el jueves es el papel del entorno. Mi hijo fue campeón nacional en edad escolar, pero sus amistades lo fueron sacando. Cuando digo sus amistades no es que sean malos chicos porque son buena gente y buenos en los estudios, pero no se dedicaban al 100 % al deporte y lo fueron sacando hasta que lo dejó. El de 13 años lo está intentando... me quedan tres balas -sonríe-.
-¿Qué deportes sigue al margen del atletismo?
-Como caribeño que soy me gusta el béisbol y el fútbol. Sigo bastante la liga española.
-¿Qué atleta le hace vibrar?
-Usain Bolt.
-Pero él monopoliza la atención en la actualidad cuando en su época a los aficionados le venían a la cabeza nombres como Carl Lewis, Bubka, el suyo...
-Es así y creo que se debe a que en la actualidad los campeones lo son por poco tiempo. Al no permanecer muchos años en lo más alto, hace que no tengan tantos seguidores.
-Fue sancionado por un positivo en los Panamericanos de 1999 en Winnipeg (Canadá) y el castigo le fue reducido y conquistó la plata en Sydney 2000. El COI también le premió en 2010 con el galardón 'Inspiración a los jóvenes atletas' ¿considera reestablecida su imagen?
-Jamás. Por muchos premios que me den ese daño no se va borrar. Va estar siempre en mi mente.
-¿Qué le diría al que aún duda de usted?
-El que tenga dudas es su problema. Si me dopé alguna vez fue con mucho sacrificio, voluntad, dedicación y muchísimo talento.
-Los expertos apuntan que el dopaje del futuro llegará por la vía genética, ¿le parece una problema real o le suena a ciencia ficción?
-Para mí está muy lejos y no se me ocurre que algo así se pueda hacer.
-España podría considerarse como un sitio talismán para usted teniendo en cuenta la medalla de oro de los Juegos de Barcelona y que ha batido más marcas personales en España que en Cuba.
-Ha coincidido, pero tiene que ver por cómo me he sentido. España es casi mi segundo país por la relación que tengo con él, por las amistades y porque siempre me han tratado muy bien. Siempre me he sentido a gusto y eso, a la hora de las competiciones, ha podido inspirarme. También coincidió que las competiciones en Cuba eran en meses de la temporada en los que no estaba en mi mejor momento.
-¿Qué visión tiene desde fuera del atletismo español?
-Antes el atletismo español destacaba más que en la actualidad. Precisamente en el último Mundial de pista cubierta me sentí un español más con la medalla de Ruth Beitia por su trayectoria y por la amistad que nos une. No sé por qué no se traduce en resultados el trabajo que se hace. Hay mucho potencial en deportes como fútbol, baloncesto, balonmano... la cuestión es detectarlo en el atletismo, que es realmente difícil.
-¿Cree que hace falta un icono o ídolo para que esta situación cambie?
-Sí, tener a una referencia es uno de los factores que puede llevar a un niño a practicar un deporte u otro.
-De hecho, su conferencia la presentará un referente del deporte mallorquín como Carlos Moyà, que abrió el camino a mucha gente en el mundo del tenis.
-Me sentí muy contento y orgulloso cuando recibí un correo suyo diciéndome que vendría a la conferencia e invitándome a su gimnasio. Es un gusto y un honor.
-Al primer número uno del tenis español le siguió en poco tiempo otro mallorquín como Rafael Nadal, ¿qué opinión tiene sobre él?
-Tiene muchos valores y, sobre todo, una capacidad de superación y un afán de triunfo muy importantes. Después de pasar por problemas de lesiones como los que ha tenido nunca se ha dado por vencido y esto es muy importante en un deportista, casi tan importante como el talento.