Miquel Bestard (Bunyola, 1942) ha conseguido cerrar el círculo. Después de recorrer, uno a uno y desde su base, todos los escalones del mundo del fútbol, el nombre del máximo dirigente del balompié balear figura ya entre el exclusivo grupo de poseedores de la máxima distinción deportiva que otorga la Comunitat. Un valioso reconocimiento que premia el esfuerzo de toda una vida dedicada al balón que el propio protagonista compartió con familiares, colaboradores y amigos durante un caluroso y emotivo acto que colapsólas entrañas del Consolat.
El Cornelius Atticus ha cobrado una dimensión especial con su distinción a la trayectoria de Miquel Bestard. El presidente de la Federació de Futbol de les Illes Balears (FFIB) convirtió lo que tradicionalmente se resuelve con una recepción íntima en un acto multitudinario. Emocionado y arropado por un numeroso grupo de amigos y colaboradores, el dirigente acreditó un amplio poder de convocatoria mientras disfrutaba de uno de los instantes más especiales de su vida deportiva. Nadie quiso perdérselo, aunque hubo quien tuvo que seguir la entrega desde el exterior debido a que la capilla se había quedado pequeña. No faltaron el president del Govern, José Ramón Bauzá; el Conseller de Turisme i Esports, Carlos Delgado; el Conseller de Agricultura, Medi Ambient i Territori, Gabriel Company; la presidenta del Parlament, Margalida Durán; el Comandante General de Balears, Adolfo Orozco; el director general d'Esports, Javier Morente; el regidor d'Esports del Ajuntament de Palma, Fernando Gilet o el alcalde de Bunyola, Jaume Isern. Tampoco quisieron ausentarse de una celebración tan especial su esposa, sus hijos o sus nietos, ni una extensa lista de representantes del mundo del fútbol.
Siguiendo los pasos del billarista Pere Nadal (1986), Bestard recibió de manos de Bauzá, el segundo Cornelius Atticus que recae sobre un deportista nacido en Bunyola. El presidente de la FFIB admitió que la distinción supone «la mayor recompensa» con la que le ha obsequiado el mundo del fútbol tras décadas de entrega y sacrificio, el mismo que había subrayado Joan Carles Muntaner, periodista y amigo de Bestard, en su semblanza inicial.
«El fútbol es un trabajo colectivo, de equipo. Y por eso quiero compartir este galardón con todos los que me han acompañado estos años», destacaba Bestard, que aprovechó su intervención para agradecer todo lo que ha recibido del balompié y para destacar el buen estado de salud de la Federació. Un ente que, a medio plazo verá hechos realidad dos de sus hitos más recientes: la creación de una nueva sede y el nacimiento de una Fundación para ayudar a los jóvenes futbolistas con problemas sociales y económicos.
Por su parte, José Ramón Bauzá destacó que «si hay alguien que cumple ampliamente con los requisitos del Cornelius es Miquel Bestard», del que también resaltó «su espíritu luchador y su carácter conciliador».