El tenista español y número cuatro del mundo, David Ferrer, ha vencido (6-4, 3-6, 6-1) al suizo Stanislas Wawrinka en la final del torneo de Buenos Aires, con lo que revalida el título conquistado el pasado año tras un partido que necesitó de casi dos horas para conocer al campeón, y suma ya dos torneos en este 2013 tras la consecución del de Auckland el pasado mes.
Ferrer comenzó el encuentro buscando el resto sobre el revés de Wawrinka. En un juego cruzado, el alicantino forzaba a su rival a correr. Aun así, el suizo despertó y vio la subida a red como el arma para contrarrestar el arrojo del español. Le bastaba poco para lograr el 'break'.
Con el 1-3 en contra, Ferrer tenía que arriesgar y su reacción se basó en 'winners' más agresivos y potentes. El rival no encontraba el revés cruzado y el alicantino sacaba petróleo para poner el 3-3. Tras un inicio dubitativo, el español confirmaba su reacción. Todo lo que sacaba Wawrinka, con muchos errores no forzados, encontraba el resto de un Ferrer acertado.
Con el 5-4, el de Jávea tiró de casta para llevarse el primer set ante un rival que nunca bajó los brazos pero que nada pudo hacer para frenar la intensidad de Ferrer.
En el segundo acto, Wawrinka comenzó con más energía. El óptimo saque del español lo mantenía a flote, pero el suizo mandaba con el revés a una mano (1-2). Con golpes de mucho riesgo, se la jugaba a la línea para poner al límite a Ferrer.
Con el suizo recuperado y dispuesto a forzar el tercer set, Wawrinka tiró de su buen estado de forma en la capital argentina para imponerse a un Ferrer noqueado y menos expeditivo que en el primero (3-6). Más cómodo, el suizo confiaba en su revés para anestesiar al español.
Con la pista recién mojada, el alicantino parecía tener ventaja para llevarse el gato al agua en una final con muchas variantes en el juego. Pero el suizo, con 14 golpes ganadores, se suponía más entero y los errores no forzados mermaban a Ferrer.
Sin embargo el alicantino decidió apretar las clavijas al suizo en el tercer juego y con su saque recuperaba la iniciativa con un juego en blanco (2-1). A partir de ese momento y con un parcial de 16-0, Ferrer aceleró y puso rumbo firme hacia la victoria final ante un Wawrinka que parecía tener vértigo ante el espabilo explosivo de su rival. Nada pudo hacer para evitar la derrota (6-1).