Anna Tarrés, exseleccionadora española de natación sincronizada, considera que desde la Federación Española de Natación, presidida por Fernando Carpena, se ha «orquestado una campaña de descrédito» contra su persona, que ha desembocado en la presentación de una demanda. En una entrevista con la Agencia EFE, Tarrés informó de que la demanda fue presentada ayer y afirma que una de las exnadadores firmantes de una carta de denuncia contra sus métodos es familia de una persona que tiene «una relación estable» con el hijo de Carpena.
Tarrés insiste en que en toda esta historia que ha desembocado con su adiós al frente del laureado equipo español de natación sincronizada hay «muchas casualidades, demasiadas casualidades» para pensar que «el presidente no estaba al tanto de todo».
—5 años y 55 medallas. ¿Una despedida en falso. No parece la mejor manera de agradecer el gran trabajo?
—No sólo no se ha agradecido el trabajo mío y del equipo, que ha sido capaz de renovarse con un equipo muy joven y en tres años mantenernos en las medallas.
—Por medio de una carta firmada por quince exnadadoras se han denunciado graves acusaciones de malos tratos, de ‘mobbing', dopajes tapados, abuso de poder, incluso una nadadora ha denunciado que le obligó a tragarse su propio vómito...
—Nunca le he dicho a nadie que se trague sus vómitos. Me ha molestado muchísimo. Es una acusación que me ofende profundamente porque este tipo de conductas no las permitimos en el funcionamiento del equipo. Cuando alguien está indispuesto, se le cuida y cuando se recupera, seguimos con el trabajo. No tengo que defenderme de nada. Niego rotundamente todo lo que se está diciendo de mí.
—Cuánto tiempo estuvieron entrenando con usted las quince chicas firmantes de la carta?
—La carta la firman quince chicas, pero sólo han estado trabajando a nivel de alto rendimiento tres: Paola Tirados, Cristina Violán y Laura López. Hay dos: Eva Romo –estuvo el primer año, en enero 2000 cuando estuvimos la primera vez en el CAR y en un Campeonato de Europa–, y Eva Zhadanova –una chica rusa júnior que no pudo competir porque no consiguió su nacionalización y estuvo durante un curso–.
—¿Está el presidente Fernando Carpena detrás de todo este asunto de las cartas?
—Creo que sí. Carpena está detrás de todos y cada uno de los movimientos que están detrás de esta carta, porque esta carta surge el día antes de la presentación del nuevo equipo técnico.
Durante todos los años que he estado trabajando en la Federación, se ha recibido una carta dentro del mandato del señor Carpena, donde tres de las nadadoras, que justamente también firman esta carta (Paola Tirados, Cristina Violán y Laura López) se quejan de una serie de cosas, pero a mi nunca se me hizo pública la carta, se me dice, pero allí queda y el señor Carpena la archiva.
Que salga esta carta ahora (...) me parece que es estar intentando crear toda una serie de casualidades muy sospechosas.
—De las tres nadadoras, la hermana de Cristina Violán, tiene una relación con el hijo del presidente de la RFEN. ¿Le da qué pensar?
—Me da mucho que pensar, porque la carta sale en un momento dado donde quieren justificar lo injustificable, que me relevan de mi cargo de seleccionadora por motivos deportivos porque quieren ir a buscar otro rumbo y quieren ir a buscar el oro. Ante la no justificación de toda esta historia aparece esta carta por sorpresa. Tres de las firmantes son tres hermanas de la que una en estos momentos mantiene una relación estable con el hijo del señor Carpena. Hay muchas casualidades, demasiadas casualidades para pensar que el presidente no estaba al tanto de todo y que esto no haya sido una orquestación para ir en contra de mi honor, de mi credibilidad, de mi carrera deportiva profesional y también de la de mi equipo. Cuando me sustituyen y van a presentar el equipo técnico, aparece una carta en la que quieren tirar por el suelo mi trabajo y el de tantísima gente que ha trabajado de manera voluntaria. Se está haciendo un daño horroroso a la sincronizada. Da la sensación de que no se quieren celebrar esas medallas que tanto nos han costado ganar.
Es una humillación, un descrédito, tirar por la borda la ilusión, la pasión, las ganas de mejora continua, el hecho de ser capaces de desarrollar unos valores a partir del deporte: de la humildad, de la disciplina, del respeto, de pagar el precio que toca para estar en el alto rendimiento.
—¿Cuándo presentó la demanda?
—La demanda se presentó ayer (el lunes). La presento por atentar contra mis derechos fundamentales, a mi imagen, a mi honor, a mi dignidad, a mi persona. Creo que se ha orquestado toda una campaña de descrédito y tengo que defenderme ante esto.
—¿Se ha sentido apoyada por el equipo de nadadoras?
—Totalmente apoyada. Andrea (Fuentes) tuvo una reacción inmediata ante la situación, cosa que le agradezco mucho, y Gemma (Mengual) dijo públicamente que esto no tenía nada que ver con ella. Se lo agradezco muchísimo, porque esta en una situación muy difícil, porque esta en el otro lado.
Pero también han salido (en mi apoyo), Irene Montruccio, Clara Basiana, Thaïs Henríquez, Marga (Crespí), Alba Cabello, Paula Klamburg... Estoy más que satisfecha y se lo agradezco muchísimo, el respeto que ha tenido hacia nosotros. También me llamó Ona Carbonell, que estaba en el Himalaya, me llamó después de bajar del Annapurna y me dijo que estaba conmigo.