El Villarreal calla y espera. Aprovechando que a partir de esta noche pondrá sobre la mesa su futuro en la máxima competición continental, el equipo castellonense ha decidido quedarse fuera de esa nube de polvo que levantó el martes Jonathan de Guzman con su 'declaración de amor' a través de Twitter . Los amarillos ya reconocieron en su día a través de Juan Carlos Garrido que el centrocampista era una de sus prioridades para suplir la baja de Santi Cazorla y apuntalar la zona ancha en una temporada cargada de compromisos. Sin embargo, el club maneja también una serie de alternativas por si el fichaje se enquista y el Mallorca se sigue cerrando en banda a la hora de negociar. Al mismo tiempo, el jugador regresaba a los entrenamientos en Son Bibiloni con un semblante más serio de lo habitual, consciente de que su órdago había levantado ampollas en la planta noble de Son Moix.
De Guzman ha decidido llevar el culebrón a un punto sin retorno al destacar, públicamente y sin tapujos, sus deseo de jugar en El Madrigal a partir de esta temporada. El jugador ha dado un paso al frente desmarcándose de la propuesta planteada por el Rubin Kazan ruso y ahora le toca al Villarreal desplazar sus peones sobre el tablero para llegar a los términos exigidos por el Mallorca. El club balear, enfrentado al castellonense desde que éste ocupó su plaza en la Europa League del curso pasado, mantiene que no se sentará a negociar y se remite al precio fijado en su día con el jugador para su salida. Y aunque algunos medios de la Comunitat Valenciana aseguran que el acuerdo está próximo, los nombres de Esteban Granero y Giovani dos Santos suenan ya como alternativas.
No obstante, el Villarreal se adentra en los últimos días de la pretemporada con varios frentes abiertos y además del fichaje de De Guzman está muy pendiente del posible traspaso de Nilmar a la Roma, que podría reportarle cerca de veinte millones de euros. Si se concreta la marcha del brasileño sus exigencias a la hora de fortalecer la plantilla se multiplicarían y dispondría de la liquidez necesaria para llegar a las pretensiones del Mallorca (8 millones de euros 'limpios') sin la necesidad de acceder a negociar. En el club balear, por su parte, siguen estudiando fórmulas para sustituir al canadiense en el caso de que finalmente fuera necesario.