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La montaña anima la Challenge

Hermans hace bueno el ataque en el Puig Major y aprovecha su mayor frescura para llevarse el triunfo en Inca ante Arkaitz Durán y Xavier Tondo

El pelotón rueda por el Pla de Mallorca con los almendros en flor de fondo, en un instante del Trofeo Inca. | Monserrat

| Palma |

No pudo estrenarse el ciclismo español en la Challenge 2011. Y lo tenía muy bien. Pero la mayor frescura del belga Ben Hermans le sirvió para dejar sin premio a Arkaitz Durán (Geox-TMC) y Xavier Tondo (Movistar), que no pudieron completar un día casi perfecto en Inca.

La capital de es Raiguer acogió la aparición de la alta montaña en el libro de ruta. En una jornada de vértigo (se rodó a 41'2 km/h y se llegó a meta con antelación al horario previsto), Hermans estrenó el casillero del RadioShack este año como culminación de un trabajo redondo del trío de cabeza, que dinamitó la prueba en su cota reina y carburó como un engranaje perfecto en el largo descenso (41 kilómetros) que les condujo hasta la capital de es Raiguer, para allí jugarse los tres el triunfo.

Tardaron en llegar aventuras de entidad, pues el gran grupo imprimía un elevado ritmo. Y todo, en un día exigente al que no faltaron muchos de los ilustres de la Challenge. Luis León Sánchez, Andy Schleck, Íñigo Cuesta, Philippe Gilbert, Tyler Farrar o Denis Menchov tomaron la salida con objetivos que se fueron quebrando con el paso de los kilómetros. El primero en probarlo fue el australiano Leigh Howard (HTC Highroad), que puntuó en solitario en el Sprint Especial de Maria de la Salut. Su aventura duró diez kilómetros (del 15 al 25). Neutralizado el fugado, la calma se instaló por unos instantes en el seno del pelotón. Todo, hasta que Adrián Palomares (Andalucía-Caja Granada), Adrián Sáez (Orbea), Dimitri Clayes (NetApp) y Jason McCartney (RadioShack) unieron fuerzas para compartir ruta hasta que el Coll de Sóller descolgó al último. Eso sí, habían contado con más de nueve minutos de margen, un crédito que se fue agotando a medida que la carretera se fue empinando.

Criba

Entonces fue cuando el Movistar tomó la iniciativa. Su trabajo de desgaste rompió la carrera, aunque todos menos McCartney resistieron en cabeza al paso por el Coll de Sóller, donde reinó Palomares. El descenso hacia la Vall y las rampas del Puig Major (14 kilómetros de ascensión) dilapidaron el sueño de los fugados. Y alentaron a Hermans, Durán y Tondo, que no se cortaron y se marcharon en solitario a la caza de la gloria. Con más de 40 kilómetros de bajada hacia Inca, su renta fue a más. El triunfo era cosa de tres. Tondo no pudo y a Durán le faltó un golpe de pedal. Así, Ben Hermans logró rematar una jugada redonda.

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