Uno como periodista; el otro como jugador, pero ambos han hecho mucho por el Constància, al que han demostrado fidelidad a sus colores. Hubo un tiempo en que el Constància era el equipo de los mallorquines, el primero que representó el fútbol de la isla en la Península al militar en Segunda División un año antes que el Mallorca. Los domingos de partido en Inca el desaparecido campo de Es Cós era un espectáculo de pasión y sentimiento. La apoteósis constanciera , lo que galvanizó a sus miles de aficionados fue la eliminatoria con el Deportivo de la Coruña, a partido único, para ascender a Primera División, el 16 de abril de 1944. Pere A. Serra tenía el oido pegado al receptor de radio en un bar de Sóller, comiéndose las uñas de los nervios, mientras en el primitivo campo del Real Madrid, Chamartin, Tomeu Salas se batía el cobre con el ariete deportivista Eduardo González Valiño, conocido como «Chacho», que se retiraba teniendo el honor de ser todavía hoy el futbolista que más goles ha marcado en un partido con la selección española: seis de los trece goles que España le endosó a Bulgaria el 21 de mayo de 1933. Curiosamente, en el mismo escenario con que once años despues el Constància rozó la gloria, con un once de fábula: Pericás, titular por lesión de Company, en la puerta; el menorquín Germán Bagur y Tomeu Salas, en la defensa; Navarro, Corró y Marculeta, la línea de medios y García, Vergara, Planas (hermano del Obispo de Mallorca), Galvany y Zamorita, en la delantera.
Coincidencia
Pero mientras, el Constància había pugnado por ascender a la máxima categoría, el Mallorca lograba aquella temporada 1943-44 el ascenso a Segunda, por lo que coincidieron ambos equipos en la categoría de plata. Un grupo único de catorce equipos, de los que ascendían a Primera dos y bajaban a Tercera otros dos, mientras que el tercero por delante y el tercero por la cola, promocionaban. Ascendieron a Primera Alcoyano y Hércules, y promocionó -y subió- el Celta, mientras que descendieron Leonesa y Baracaldo, y promocionó el Constància, que perdió la eliminatoria ante el Córdoba y descendió.
Este descenso produjo cambios en las filas del Constància. Su legendaria defensa se desarboló, ya que Tomeu Salas se fue al Hércules y dos años más tarde, Andrés Company y Germán Bagur al Alcoyano, que había descendido y vuelto a subir a Primera, mientras que Antonio Esteva Corró se convertía en el primer mallorquín en jugar en el Barcelona. A partir de ahí el Constància, que era un equipo que caía simpático a todo el mundo, con esporádicas apariciones a nivel nacional cuando futbolistas como Antonio Martín, Martín Mora, Bernardo Mateu, José Fluviá 'Pío', Bernat Sans, Rafael Nicolau, Tomeu Llompart, Juan Colom, Pere Gost, Amarilla o Gonzalo Beitia, supieron mantener la pasión futbolística en Es Cós. Pasión que se ha ido apagando, diluyendo, desapareciendo, hasta el punto de que aquél Constància al que idolatraban aficionados de todos los pueblos, ahora agoniza en un Nou Camp al que apenas acuden 300 espectadores. Pero el Constància, con su presidente Jordi Guirado al frente, con la ayuda del Ajuntament d'Inca, con el apoyo moral de gente como Pere A. Serra, presidente del Grup Serra, y Tomeu Salas, exponentes de su pasado, luchan por recuperar terreno perdido. Mañana, en el Foro de Mallorca y el transcurso de la clásica cena de Navidad del club, se les tributará un merecido homenaje: serán «constanciers d'honor».