Los componentes de la selección española han asumido rápidamente el 'palo' de la derrota ante Suiza en su debut en Sudáfrica 2010, y aunque les cuesta asimilar el haber perdido pese a su superioridad, siguen creyendo en sí mismos como conjunto, por lo que desde ya, se aprestan a remediar su complicada situación ante Honduras y Chile.
Vicente del Bosque, su equipo de trabajo, y los internacionales salieron del estadio Moses Mabhida de Durban más que disgustados, conscientes de que su posición ahora es un tanto difícil, pero con la conjura interna de aclarar el panorama en los partidos venideros.
Iker Casillas, guardameta y capitán de la selección española, ya había advertido en la víspera de que pese a la condición de favorita que se le había otorgado a la «Roja» no iban a ganar el Mundial «por la gorra».
En similares términos se habían expresado la mayoría de los jugadores en los días previos, aunque bien es verdad que asumían y aceptaban el favoritismo que se habían ganado por su condición de campeona de Europa, por los magníficos resultados acumulados en los tres últimos años y el buen fútbol que despliegan.
Esa frase de Iker Casillas, como otras de sus compañeros, no pudieron ser más atinadas, como quedó demostrado ante Suiza, un equipo limitado pero con la lección muy bien aprendida y una disposición defensiva encomiable. Xavi Hernández, el mejor centrocampista del momento, se expresa tan bien fuera como dentro del campo y tras apresurarse a considerar la derrota como una «desgracia futbolística», reflejó el sentimiento de la selección española: «Ahora vienen dos finales, no hay más, dos partidos a vida o muerte».
Al medio barcelonista, como a los demás jugadores, se le asemejó el partido al de su anterior derrota, en la semifinal de la Copa de las Confederaciones frente a Estados Unidos, e incluso a la vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones ante el Inter de Milán.
Lectura positiva
La lectura positiva es que hace un año ya no hubo solución y España quedó apartada de la final, y ahora «todavía tenemos otra vida, otra oportunidad», reseñó Xavi, en referencia ya al partido del lunes contra Honduras y posteriormente al de Chile.
El catalán aseguró que, pese a lo doloridos que se encuentran, el grupo está animado y deben «levantar la cabeza» y «seguir creyendo en nosotros mismos porque hay una buena generación», un equipo capaz de recibir los elogios unánimes, de desplegar el mejor fútbol del momento que asume la derrota como 'algo propio del deporte'.
Mirar adelante. Mantener la confianza en sus posibilidades. No dudar. Esas son consignas que recorren por el vestuario español, herido pero aún con vida.
«Hay que seguir, no queda otra que ganar», aseveró Villa, quien admitió que en esta ocasión tienen «suerte, si se puede decir, una pizca de fortuna porque todavía se puede enmendar».
El atacante asturiano fue menos tajante que su compañero Gerard Piqué sobre cuestiones como el favoritismo y la euforia que rodeaba al equipo. «Siempre hemos sido cautos, desde nuestro seno interno. Siempre hemos dicho lo mismo, esto es un Mundial y es muy difícil. Aquí nadie te regala nada», aseveró.
Villa subrayó que la palabra 'campeón' la tenían borrada en todo momento: «Ya lo decíamos cuando no había comenzado la competición y más ahora que hemos perdido. Sabemos que es complicado llegar hasta el final y que tenemos una primera fase difícil. Somos conscientes de que hemos perdido un partido, tenemos otros dos y no hay que darle más vuelta. Simplemente hay que pensar que ganando los dos estamos en la siguiente fase».
El también barcelonista Andrés Iniesta, que fue finalmente titular tras recuperarse de sus problemas musculares pero que se tuvo que retirar en el segundo período debido a un golpe, se queda «con lo positivo, aprender la lección y esperar que los próximos partidos todo se dé mejor, para conseguir el billete a la siguiente fase» y el madridista Sergio Ramos abogó por «seguir con más fuerzas que nunca».