El portugués Jose Mourinho, entrenador del Inter de Milán, se mostró muy feliz por haber logrado su segunda Liga de Campeones y dejó entrever que todo apunta a que se convertirá en el nuevo técnico del Real Madrid una vez conozca el proyecto del club que preside Florentino Pérez.
Mourinho, que aseguró que no le ha gustado en su etapa italiana «ver tantos partidos desde la tribuna» (por sanción), comentó que «si empieza una vida nueva (deportiva) sería aquí» y manifestó que no había hablado aún con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, algo que hará «pasado mañana».
«No conozco el proyecto ahora. Lo tengo que conocer primero y por eso no digo que soy entrenador del Madrid. En este momento estoy enormemente orgulloso del Inter. Si acabo siendo el entrenador del Real será porque es un equipo de una enorme dimensión que tiene sintonía con mi afán de ganar, de asumir cosas difíciles», dijo.
«Creo que el Madrid es un club que quiere ganar cosas grandes, pero para eso no basta una camiseta y tampoco es cuestión de dinero, es la mentalidad, el ponerse a disposición del equipo. Así lo he hecho en el Inter, donde se ha creado una fantástica familia en la que todo el mundo ha puesto de su parte para realizar este sueño», explicó.
«El Inter es una opción, pero el Real es una opción mayor. He pedido que me respeten, que respeten al Inter y entre los dos clubes ha habido respeto y ahora necesito un poco de tiempo para ver qué quieren de mí», indicó.
Mourinho destacó que lo que quiere es afrontar situaciones que le motiven, «asumir desafíos difíciles», y recordó que así obró cuando decidió ir a sus anteriores clubes, Oporto, Chelsea y el propio Inter. Con todos consiguió cumplir los retos marcados.
Añadió que su cariño al Inter «va a ser eterno» porque forma parte de la entidad y que está convencido de que si cambia de equipo el año próximo se enfrentará al conjunto italiano y que volverá «a casa» cuando visite San Siro.
Agregó que el máximo responsable del Inter, Massimo Moratti, le dio un gran abrazo tras el partido y que con él ha tenido «una especie de matrimonio increíble» que se interesó varias veces en él cuando dirigía al Chelsea, por lo que se encontraba más contento al cumplir el sueño del dirigente.
Mourinho aseguró que no había sentido nada diferente antes ni después del partido respecto a su primera Liga de Campeones con el Oporto, aunque en esta, «como en principio sería el último partido, confluía nostalgia y tristeza con la evidente alegría».
Respecto a la final y a su planteamiento ante el Bayern Múnich, comentó que el jugar replegado había «sido una especie de provocación desde el punto de vista futbolístico».
«Les he pillado, digamos, a contrapié. Yo quería ganar, lo tenía claro, y el contrario también. No hemos perdido de vista nunca nuestra identidad. Hemos estado juntos, haciendo piña, fuertes en el centro del campo y a la contra», dijo.
Destacó que tenía un equipo «fantástico» que había sabido también controlar «los sentimientos» en una «final excelente» en la que, en su opinión, el Inter había «ganado merecidamente».
Comentó que la victoria era muy importante para el Inter y el fútbol italiano en general y que estaba orgulloso por la «aportación» que había hecho.