Sin querer ofender a Rafael Nadal, el número uno del tenis, Roger Federer, afirma que ganar en pistas de tierra batida como las de Roland Garros no es lo mismo que hacerlo sobre hierba.
«En la tierra batida no se precisa una volea, casi no hace falta un buen servicio. Lo que hace falta son piernas, un golpe derecho y un revés increíbles y aguantar», señala Federer en declaraciones al diario 'The Independent'.
«No quiero quitarle mérito a Rafa (Nadal), porque es excepcional y ha hecho todo también en otras superficies, pero creo que cuando se juega sobre tierra batida uno puede tener problemas sin que se note tanto como en otras superficies», dice el tenista suizo.
«En pista dura se pueden hacer muchas más cosas. Hay que tener más sensibilidad. Sobre tierra batida, no digo que sea sencillo, que uno tenga que limitarse a no tirar fuera la pelota, pero a veces es demasiado fácil», explica Federer.
Federer, que en 2009 ganó su primer Roland Garros después de cuatro victorias consecutivas de Nadal, señala que su problema no es la tierra batida, sino el juego del español.
«Mi problema ha sido Rafa. Es un tipo increíble sobre tierra batida. Hay quienes se niegan a creerlo, pero desgraciadamente ésa es la verdad para una gran generación de jugadores sobre tierra», comenta.
«La razón por la que la tierra no me ha resultado tan fácil para mí es que en las otras superficies puedo jugar sin pensar. Todo ocurre de forma natural. Puedo pasar de la defensa al ataque cuando y como quiero. Cuando juego bien, sé que puedo dominar a mis rivales», explica el suizo.
Federer admite que le ha costado más tiempo dar con la mejor forma de jugar sobre tierra batida: «He tenido que aprender a controlar mi agresión porque me gusta marcar puntos rápidamente. En las pistas duras y en hierba me gusta jugar de forma agresiva y ganar puntos».
«Eso no es fácil sobre tierra batida. Se puede hacer en un 50 por ciento de los puntos, pero el otro 50 por ciento uno se los regala al rival al correr demasiados riesgos. He tenido que aprender a jugar desde muy atrás y a usar mejor los ángulos y cómo atacar. Ha sido como una lección de geometría», señala.
«Uno puede jugar bien sobre tierra batida, pero si calcula mal, perderá. Hay que ser astuto. Es algo a lo que he tenido que acostumbrarme, especialmente cuando me he enfrentado al mejor, como es Rafa», agrega el suizo.
Federer ha perdido diez de los doce partidos sobre esa superficie contra el español, actual número dos, el último el pasado fin de semana en la final del Masters de Madrid.
Por su parte, Nadal ha ganado este año sus quince partidos sobre tierra y ha sido además el primero en ganar los tres títulos de la serie de Masters en tierra batida - Monte Carlo, Roma y Madrid- en la misma temporada.
Federer cree que su obstinada determinación a ganar en París es una de las razones por las que el público le ha apoyado allí siempre, frente a la ambivalencia que ha mostrado hacia su rival español.
«Aprecian el esfuerzo que hago participando cada año e intentando dar lo mejor de mí. Han debido de pensar cada vez: Bueno, lo ha intentado y no pudo hacer más porque Rafa se mostró superior. Es algo que los aficionados pueden aceptar. Creo que respetaban el hecho de que siguiese viniendo e intentándolo».