Víctor Manuel Casadesús Castaño (s'Arenal, 1985) ha recuperado la sonrisa. Y no es para menos. Hasta el domingo había sido titular en todos los encuentros que el Mallorca había escenificado en Son Moix y aunque su trabajo tenía más valor que nunca, era el único delantero del vestuario que no había estrenado su cuenta. Manzano, que un par de días antes había alabado públicamente su esfuerzo, le dejó en el banquillo. Faltaban doce minutos y el Almería no sólo apretaba, sino que amenazaba con abortar la impresionante racha rojilla en casa. Fue entonce cuando el jienense decidió recurrir a sus prestaciones. Sin embargo, seguía atascado. Hasta que Castro levantó la voz. El uruguayo, que ya había abierto el camino poco antes, se destapó con un pase de genio y Víctor lo convirtió en oro. Primero, con un control orientado y después, con un remate ajustado con la zurda que puso boca abajo al ONO Estadi. En ese momento, pocos repararon en el detalle, pero el algaidí no marcaba en Primera desde el 26 de septiembre de 2007.
-¿Qué pensó cuando vio que el balón entraba?
-Que me hacía mucha falta. Y no sólo por mí, también lo necesitaban mis compañeros y mi familia, que notaban mi ansiedad. El gol sirvió para ganar, pero para mí fue algo más que un simple tanto.
-¿Le sorprendió mucho no jugar de inicio?
-Entreno siempre para jugar, pero el míster tiene mucho donde elegir y decidió que no jugara de inicio. Había estado bien en otro partidos y no había podido marcar y en este, que tuve sólo quince minutos, cambié mi suerte. Había empezado un poquito cabreado por no jugar, pero al final, fue el día que me marché más contento a casa.
-Desde fuera, dio la sensación de que estaba más motivado que nunca.
-Pues no creo que saliera más enchufado que otras veces en las que había sido titular, porque trabajo para el grupo. Igual es la sensación que dio, pero no era así. Lo que pasa es que quedaban quince minutos, salía fresco y los jugadores del Almería estaban cansados. Quizá me benefició eso.
-Parece que Castro y usted decidieron aliarse en el mejor momento posible.
-En esta plantilla hay poquitas individualidades y aunque tenemos referentes como Aduriz y Borja, lo que prima aquí es el grupo, que es muy bueno. El otro día nos tocó a Castro y a mí destacar, pero nada más. En el caso del Chori, hay gente que está contenta con él y otra que quizá no lo está tanto, pero dentro de la plantilla no hay nadie que tenga dudas sobre su juego. Si está bien, el equipo lo nota. Ahora está en un gran momento y tenemos que aprovecharlo. Ojalá su buena forma se alargue, que marque muchos goles y haga partidos tan buenos como el del domingo. Pero tampoco podemos olvidar lo que hizo Dudu Aouate. Es un guardameta increíble y muy regular que suele estar a un gran nivel todo el año, además de transmitir muchísima seguridad. Es un porterazo y el otro día ante el Almería fue, sin duda alguna, el mejor del partido.
-¿Llegaron a pensar que se había acabado la buena racha del ONO Estadi?
-Durante el primer tiempo desde el banquillo sentía que si alguien podía marcar eran ellos porque fabricaban ocasiones muy claras, pero este año tenemos esa pizquita de suerte que antes no teníamos. Estamos en una fase en la que, aunque nos creen muchas ocasiones, no nos marcan. En cambio, a nosotros nos pasa lo contrario. Tenemos que aprovecharlo porque esto es muy largo y aunque llevamos la mitad del primer camino que queremos recorrer, falta todavía mucho y también vendrán los momentos malos. Lo tenemos todo de cara y debemos sumar muchos puntos.
-¿Cree que se pueden pensar en algo más que la salvación?
-Para nosotros sería bonito pensar así, pero lo que queremos realmente es conseguir la salvación cuanto antes. Estar en Primera es muy bonito y no tener que pelear para mantenernos sería lo más grande. Si después podemos lograr algo más, seguro que haremos un esfuerzo. Pero todavía es pronto y somos el Mallorca. Ojalá que no ocurra, pero esto puede cambiar algún día.
-Volviendo a su caso, ¿se llegó a ver fuera del Mallorca en verano?
-No sé si llegué a estar más fuera que dentro, pero sí que hubo momentos en los que tenía dudas y me vi muchas veces más cerca del Zaragoza que del Mallorca. Necesitaba hablar con el entrenador porque para mí era muy importante saber que Manzano quería que me quedara, que contaba conmigo. Mi contrato era secundario. Yo quería tener minutos y mejor aquí que en ningún otro sitio. Después jugué mucho durante la pretemporada y hablé con el míster. Me dejó muy claro que contaba conmigo y cuando me ofrecieron renovar no lo dudé. Pero sí que es verdad que durante las vacaciones no sabía nada, ni de mi futuro ni de mi situación en la plantilla. Y la oferta del Zaragoza me hizo pensar, sobre todo después de pasar un año y medio en Segunda.
-¿Cómo le ha sentado jugar en la división de plata?
-No lo cambiaría por nada. Me ha venido muy bien en todos los sentidos, sobre todo a nivel de trabajo. La técnica la tienes o no la tienes, pero a mí me hacía falta trabajar más para el equipo y en Segunda, o lo haces o no juegas. Me tuve que aplicar y todo eso me ha servido muchísimo. En San Sebastián y Tarragona lo jugué casi todo y eso te da una experiencia impagable. He conocido a mucha gente, otros entrenadores, otra categoría... En los dos sitios me trataron genial y sólo guardo buenos recuerdos.