RIVAS ECÓPOLIS 62 JOVENTUT MARIANA 47 RIVAS ECÓPOLIS (15+13+19+15): Bermejo (3), Joens (15), Langhorne (18), Ujhelyi (8), Cruz -cinco inicial-, Csazar (2), Eldebrink (0) y Dubljevic (4).
21 de 51 en tiros de dos, 5 de 19 en lanzamientos triples y 5 de 8 en tiros libres. 49 rebotes (15 ofensivos). 17 personales.
JOVENTUT MARIANA (12+12+12+11): Dieme (10), Murphy (3), Seguí (2), Vega (8), Page (12) -cinco inicial-, Ocete (0), Ferrari (4) y Knezevic (8).
19 de 50 en tiros de dos, 0 de 4 en lanzamientos triples y 9 de 14 en tiros libres. 30 rebotes (3 ofensivos). 15 faltas personales.
Àrbitros: San Cecilio Cejuela y González Zumajo. No hubo eliminadas.
Geca Sport
El Joventut Mariana no pudo hacer más en su visita al Rivas Ecópolis que se impuso 62-47. Las baleares acusaron en exceso su corto banquillo y no pudieron hacer frente al juego efectivo y reboteador de las madrileñas, en las que destacó la excelente actuación de Langhorne (18 puntos y 13 rebotes). De las de Méndez, reseñar la entrega de Gisela Vega, que acabó con 8 puntos y 9 rebotes, y de la veterana Page, que se fajó con las pívots húngaras bajo el aro.
La lucha bajo los aros era la principal atracción del encuentro. Ambos conjuntos presentaban dos de los mejores registros reboteadores de la Liga Femenina, por lo que el que dominara esta faceta tendría mucho ganado.
Las de Méndez comenzaron muy concentradas en defensa, con Vega muy rápida en la anticipación y con Seguí intentándolo. Murphy y Vega lograron reducir la diferencia a sólo tres puntos al final del primer cuarto (15-12).
Las rotaciones locales le pusieron una velocidad más al encuentro y trataron de abrir hueco. Con Ocete como base y Ferrari anotando, el Sóller se puso por delante (17-19, min. 14). Méndez repartía los minutos buscando la mayor frescura, aunque el Rivas tenía mucha calidad en la recámara y eso no se notó al final de un primer tiempo al que se llegó con un ajustado 28-24 en el marcador.
La reanudación deparó un rápido intercambio de canastas que favoreció a las locales, amparadas en las canastas casi sin oposición de Langhorne. Méndez se desesperaba en el banquillo ya que las madrileñas acabaron rompiendo el partido y su equipo era incapaz de mantener el ritmo anotador.