Cegado de nuevo por la polvareda institucional, el Mallorca volverá a recurrir hoy al fútbol como terapia. El equipo de Manzano pretende aislarse durante unas horas del incendio que azota a la zona noble de Son Moix y dedicarse únicamente al balón. Los bermellones, que como locales están siguiendo una línea dictatorial, aspiran a enlazar su quinta victoria consecutiva en casa para perpetuarse entre la flor y nata de Liga y engordar un poco más el colchón de la permanencia. Sin embargo, hoy topará con un Racing libre de ataduras que ha destapado la temporada como uno de los visitantes más peligrosos del campeonato y que amenaza con disparar la temperatura de un club en constante movimiento (ONO Estadi, PPV, 17.00 horas).
Se presenta el Mallorca a la cita después de experimentar todo tipo de sensaciones en apenas unos días. Su heroico empate del Calderón empezó a diluirse tras la primera inmersión en la Copa y parece escondido ahora tras los problemas de la propiedad. En cualquier caso, la plantilla isleña permanece totalmente ajena al ruido y lo demuestra su impecable trayectoria. La humillante derrota en Gijón ya forma parte de la historia y sólo el pequeño tropiezo del jueves en Valladolid ha empañado últimamente unos números cristalinos.
Primer examen
La primera gran prueba a la que se enfrenta la formación balear es la baja de Aduriz. Hasta ahora, el delantero vasco había tenido una influencia notable en los encuentros del ONO Estadi y sus movimientos marcaban el alma del grupo. Sin él sobre el tapete, los rojillos están obligados a multiplicarse en algunas facetas del juego y a repartir, de forma equilibrada, las responsabilidades ofensivas. Los cinco goles que acumula el donostiarra contrastan con la tarjeta de Víctor y Webó (un único gol entre ambos) y tanto el mallorquín como el africano deberán aplicarse en ataque para permitir al equipo mantener la velocidad de crucero.
Las bajas le han allanado el camino al entrenador, que esta semana no tenía mucho donde elegir a la hora de configurar la lista. Además de la mencionada ausencia de Aduriz, el técnico tampoco puede contar con Lux (se recupera todavía del accidente doméstico que sufrió hace diez días), ni con los sancionados Josemi y Ramis. Ante eso, el de Bailén decidió concentrar ayer a sus diecinueve hombres disponibles y sólo Óscar Díaz seguirá el partido desde la grada por decisión técnica. Y en cuanto al once, Mattioni ejercerá como lateral derecho, Rubén acompañará a Nunes en el eje de la defensa y todo apunta a que Tuni se instalará en la orilla izquierda del centro del campo.
El Racing se zambulle en el enfrentamiento acreditado por su fortaleza como foráneo, ya que no ha entregado las armas en ninguna de sus cuatro actuaciones lejos de El Sardinero. Pese a todo, su escasa credibilidad en Santander le ha situado frente al abismo y un mal resultado en la Isla podría precipitarle a los puestos de descenso. Además, el equipo tampoco puede agarrarse al bálsamo de la Copa del Rey, ya que viene de caer ante el Salamanca y necesita un golpe de efecto para sobrevivir en el torneo.
Juan Carlos Mandiá, que ya ha sufrido el rechazo de la afición cántabra, se juega una parte de su futuro y teniendo en cuenta su escaso margen para preparar el partido y para el descanso de los futbolistas que jugaron en El Helmántico, todo indica que utilizará de salida un once totalmente distinto al del jueves.
Toño volverá a la portería que ocupó Coltorti en la Copa, para acabar siendo expulsado, con una defensa formada por Crespo y Christian en los laterales, con Henrique y Torrejón como centrales. En el centro del campo volverá la pareja de medios centros formada por Gonzalo Colsa y Lacen, flanqueados en las bandas por Arana o Luis García y Serrano; con Munitis y Tchité como hombres más adelantados. Los santanderinos no pueden contar con el mencionado Coltorti (sancionado), Canales (concentrado con la selección española sub'19), Edu Bedia e Iván Bolado (ambos lesionados) y su entrenador ha citado al portero del filial MArio Fernández para completar el banquillo.