La selección española consiguió una victoria vital, y en la prórroga ante Eslovenia, por 90-84, que si no le permite liderar el grupo al menos le hace pasar a la segunda fase con una victoria y con todas las opciones vivas, aunque mucho deberá mejorar para poder seguir optando a todo. El combinado se agarró en esta ocasión a la conexión balear, ya que la buena actuación del mallorquín Rudy Fernández en el tiempo suplementario y la aportacion del menorquín Sergi Llull acabaron siendo decisivas en el desenlace del encuentro.
La selección española salió concienciada de la importancia del partido y el seleccionador Sergio Scariolo se dejó de experimentos y ejercicios de prácticas y puso en pista quintetos equilibrados, aunque de salida Rudy y Navarro buscaron la seguridad de los puntos y el fortalecimiento moral.
España no abusó del triple y prefirió trabajar en el juego interior, buscando asegurar puntos. Eslovenia, por su parte, puso en pista velocidad y tiro exterior con buenos rendimientos, porque España no se puso por delante en el marcador hasta los cuatro minutos y medio.
El equipo nacional salió más enchufado en el segundo período y un parcial de 6-0, gracias a la seriedad defensiva, y al acierto en ataque, permitió comenzar a ver el encuentro con otros ojos. Sin brillantez, con los pantalones arremangados y demostrando solidez en cada jugada, en cada balón, España fue adquiriendo ventajas y minando la moral de los eslovenos, que cada vez tuvieron más dificultad en encontrar el aro.
Eslovenia estrechó el marcador en el ecuador del período, pero el equipo nacional ya estaba en la buena senda, trabajando en defensa y jugando serio en ataque, sin tiros tontos y con jugadas trabajadas para que los pívots impusieran su mayor calidad. Los ocho puntos del descanso casi fueron escasos, dados los merecimientos de unos y otros. España siguió apostando por una rotación corta con tres pívots, los hermanos Gasol y Reyes, y cinco exteriores bajitos para aumentar la velocidad de las acciones. Siguieron los balones a la pintura y el trabajo, con lo que el marcador siguió moviéndose en la frontera de los ocho o diez puntos favorables a los españoles, aunque los dos equipos se atascaron más en el tercer cuarto.
A falta de dos minutos, 58-47, el equipo nacional consiguió por primera vez los once puntos de renta necesarios para ser primeros de grupo, acabando el período con 62-49.
Cuando pareció que el trabajo estaba encaminado y el juego de los españoles había acallado a los muchos aficionados eslovacos, un parcial de 2-14 en los primeros cinco minutos del último cuarto puso a los españoles contra las cuerdas, 64-63.
España supo mantener el pulso y los nervios en unos minutos de juego espeso, de tensión, de nervios. Aunque en la última décima de segundo Eslovenia encontró una canasta que tras dos minutos interminables los árbitros dieron como válida, dando opción a cinco minutos adicionales de prórroga.
En el tiempo adicional sólo existió un equipo, el español, que dominó con claridad ante una Eslovenia que al final perdió los nervios.