Con 35 años, la vida pone en la larga senda que ha recorrido Joan Horrach Ripoll (Deià, 1974) la posibilidad de rodar durante tres semanas en la carrera que reúne los sueños de cualquier ciclista. Tras quedarse a las puertas en 2004, el Katusha le brinda una segunda oportunidad para completar el trío de 'grandes'. El último mallorquín ganador de una etapa en una prueba de tres semanas (Giro 2006) no podrá tener como compañero a Toni Colom -a la espera de poder concretar el contraanálisis y planificando su defensa tras el positivo por EPO anunciado por la UCI-, con quien debía hacer historia en la Grande Boucle. Eso sí, tiene claro que si se le presenta la oportunidad «no la voy a desaprovechar, pero tienen que juntarse muchos factores, como me pasó en Italia».
Tras diez años como profesional (Milaneza, Illes Balears, Caisse d'Epargne y Katusha), a Horrach se le abren las puertas del Tour con el objetivo «de trabajar para el equipo, en especial para Karpets, sin obsesionarme por perder tiempo. Quiero llegar a los Campos Elíseos, probar sensaciones, y darle una alegría a la gente que me aprecia», explica el corredor, que señala la primera semana como «clave por las caídas, nervios y lo que pueda pasar». Horrach reconoce que Napolitano y Karpets son sus dos hombres fuertes para las llegadas en masa y la general, y advierte que el final en el Mont Ventoux (penúltima etapa) «hará mucho daño. La crono por equipos también, pero tienes margen de mejora. Al final, las piernas te pesan. Nadie sabe lo que es correr veintiún días... Acabas reventado».
Consciente de que sus oportunidades de triunfo serán contadas, «hay seis etapas para 120 ciclistas», tiene claro que Contador y Sastre tienen mucho que decir. «Se han preparado a conciencia para el Tour y le tienen ganas por distintos motivos», explica, sin dejar de lamentar la baja de Alejandro Valverde, «un revés fuerte para nuestro ciclismo».
Con los casos de Pfannberger y Colom y el affaire Steegmans recientes, el ambiente se ha enrarecido en el Katusha. Horrach no quiere «juzgar a Toni. Tenemos que esperar, la verdad saldrá tarde o temprano, pero la UCI no es de recular. De Pfannberger, decir que su actitud nos ha perjudicado a todos y no se portó bien con el equipo». Todo ello ha afectado al grupo, y Joan no esconde que los corredores están «preocupados y asustados. Los problemas externos te repercuten, y si por todo esto desaparece el equipo, ¿quién me paga a mí lo que me queda de contrato? -firmó hasta el 31 de diciembre de 2010-. Yo no soy responsable de lo que hacen los demás cuando están fuera de carrera, pero lo puedo sufrir», espeta el veterano corredor.
'Liveablock' es el lema que se ha grabado a fuego el dorsal 102 de un Tour que arranca este sábado en Mónaco y llegará a París el 26 de julio, «una asignatura pendiente. Parece que si no haces el Tour, no eres ciclista. He corrido 4 Giros y 7 Vueltas, y ninguna ha tenido tanta repercusión... es lo que tiene el Tour, ¿no?», dice un Horrach que en la Vuelta a Suiza (43º) puso a prueba sus piernas. Eso sí, Joan tiene cuerda para rato. «Hay días bajos, pero podría aguantar hasta los 40. Si no se rompe el equipo, correré estos dos años y después, ya veremos. Si no, siempre tenemos el negocio familiar (una carpintería). Lo importante es disfrutar de la bici», concluyó un Horrach que aspira a seguir la estela de Miquel Bover, el único isleño que ha vencido en una etapa (1956) en la más grande de las carreras.