Fernando A. Busca |ROMA
Rafael Nadal doblegó en la final del Masters 1.000 de Roma al vencedor del año pasado, Novak Djokovic, por 7-6 (7-2), con lo que recuperó el trono del Foro Itálico y sumó a su palmarés su cuarto título en la capital de Italia.
El tenista mallorquín dio una exhibición en el Estadio Pietrangeli y dejó fuera de toda duda que no hay quien le pueda toser sobre tierra batida, tras sumar el torneo de Roma a los de Montercarlo y Barcelona que ya ha vencido este año.
A Djokovic le queda el consuelo de ser el que más ha hecho sudar a Nadal en Roma, pero después del partido de ayer no parece que el serbio vaya a suponer un gran obstáculo para una nueva victoria del mallorquín en Roland Garros.
De hecho, con el torneo romano, el tenista mallorquín recupera el pleno exitoso que perdió el año pasado tras caer en la segunda ronda de Roma frente a su compatriota Juan Carlos Ferrero.
Después de repetir este año victorias en los torneos de Montecarlo y Barcelona, Nadal recuperó la autoridad. Ahora, le espera Madrid y París para redondear su absolutismo en esta superficie.
De paso, el balear elevó sus puntos ATP casi hasta los 16.000, que dejan al clasificado en el segundo puesto, el suizo Roger Federer, muy lejos, a casi 6.000 puntos.
El primer set de la final comenzó muy a favor de Nadal, con una rotura de servicio del serbio a las primeras de cambio que puso el set cuesta abajo para el mallorquín.
Con el 2-0 en el marcador Djokovoic comenzó a hacer aspavientos y los primeros amagos de estrellar la raqueta contra el suelo, aunque logró atrincherarse en su servicio para ir ganando juegos.
Nadal iba a lo suyo, con un tenis muy sólido, basado en provocar el fallo del contrario y devolver todas y cada una de las bolas del rival, iba sumando juegos y mantenía su ventaja en el set.
La bola alta con efecto de Nadal daba mucho trabajo al serbio, pero mantenía el tipo en su juego incluso con el 5-3 en el marcador.
El partido entró en ese momento en una fase de suma competitividad, con Nadal consciente de que si se hacía con el set estaría mucho más cerca de meterse el torneo en el bolsillo.
En alguno de los típicos golpes imposibles de Nadal, el serbio terminó aplaudiendo la tenacidad y el hambre del mallorquín, convertidas en un golpe inverosímil.
Al serbio le dio entonces un ataque de amor propio y logró forzar el desempate en un final de set muy disputado que el serbio regaló a Nadal en la muerte súbita.
El próximo set comenzó con igualdad en el marcador e igualdad sobre la cancha hasta el 3-2, cuando Nadal logró romper el servicio del serbio y encarrilar la final y la consecución del torneo. Ya sólo quedaba ver cuántas ganas de alargar el final inevitable le quedarían a Nole.
No le quedaban demasiadas, porque su juego siguió un sendero errático, con subidas a la red sin convicción y otros signos de flaqueza, que daban muestras de que el serbio ya se había entregado. El marcador ya estaba en 5-2 y Djokovic se dejó ir para ver cómo Nadal recuperaba lo que era suyo.