Mateu Alemany quiere dejar el club en manos seguras. Una vez comprometido a ejercer la opción de compra por las acciones del Real Mallorca SAD en poder de Binipuntiró, que se hará efectiva el próximo 30 de junio mediante el pago de 1'5 millones de euros, el siguiente paso que dará el presidente será el de encontrar al «mejor propietario posible» para irse dejando al equipo en Primera División y con un proyecto de garantías. El abogado andritxol ha transmitido esas intenciones a su círculo íntimo. Una vez cubierta esa etapa de transición que ha protagonizado en estos últimos 100 días, con una reacción notable en el rendimiento del primer equipo -colista a su llegada y prácticamente salvado hoy en día- Alemany cerrará la puerta de su despacho, quizás de forma definitiva.
El día después de notificar vía notarial que comprará las acciones en poder de Vicenç Grande, enterrando de forma definitiva la etapa del promotor inmobiliario en el club bermellón, el nombre de Alemany monopolizó todas las tertulias. La decisión de adquirir el paquete accionarial no supone que el actual presidente sea el dueño del Mallorca más allá del 30 de junio. Más bien todo lo contrario. Aunque será el amo de las acciones, ese cargo lo ostentará de forma provisional hasta que encuentre al propietario final. Tal y como subrayó el pasado 15 de enero, cuando asumió de nuevo las riendas del Mallorca, su objetivo principal pasaba por dar una estabilidad deportiva y económica al club y vender el club al mejor proyecto «a ser posible mallorquín».
Es decir, Alemany no aceptará cualquier oferta. Ni mucho menos. Ni atenderá a cualquiera que diga estar interesado en comprar el club, tipo Davidson. Un proyecto de futuro y responsable será fundamental porque el actual presidente quiere dejar la entidad en Primera División y marcharse. «El día que venda el club habrá terminado mi trabajo porque mi voluntad es no quedarme en el Mallorca», comentó el día de su presentación.
A propósito de la identidad del futuro propietario de la entidad, las dudas se amontonan entre la hinchada. Si no aparece el comprador ideal, que presente sobre la mesa una notable inyección económica, el escenario será diferente y requerirá del sacrificio económico del actual consejo de administración o, por el contrario, de la venta de los principales activos del vestuario.
Una de las opciones que siempre han circulado apuntan al empresario Xavier Cabotà. Accionista, presidente del Consejo Asesor y hombre de confianza de Alemany, su nombre ha sonado en más de una ocasión para presidir la entidad, aunque él lo ha negado en múltiples ocasiones.
Con el paso al frente dado por el presidente, se acallan todos los rumores que circulaban en torno a una remota vuelta de Vicenç Grande a la entidad. Una vez que el juez Víctor Fernández dé el O.K. a la operación y Alemany efectúe el pago de los 1'5 millones de euros al dueño del Grup Drac, se redactará el punto final de la etapa de casi seis años -los últimos tres y medio como máximo accionista- del promotor inmobiliario en el árbol genealógico de la SAD.
Fuentes cercanas al presidente reiteran que «aún no tenemos comprador» y aunque sí que ha existido el interés de ciertos grupos por adquirir el club, los primeros contactos en profundidad no se comenzarán hasta que el equipo esté matemáticamente salvado y acredite su permanencia, por décimotercera temporada consecutiva, entre la realeza del fútbol nacional. Esta circunstancia podría tocarse con las manos si gana hoy en Huelva -alcanzaría los 42 puntos- en un encuentro que presenciará Alemany desde el palco presidencial.