Pep Lluís Martí no se esconde. Ni en el campo, ni en la sala de prensa. El centrocampista, triste protagonista de la semana tras malgastar un penalti que podía haber dinamitado la eliminatoria de Copa ante el Barça, asumió ayer toda la responsabilidad y lamentó que su error ante Pinto acabara con la ilusión del mallorquinismo. «Era una oportunidad única para eliminar al Barcelona y aunque todavía nos quedaban casi cuarenta minutos por delante, psicológicamente nos hizo mucho daño. Me sabe fatal por todos los aficionados y por mis compañeros, que habían depositado su confianza en mí», lamentaba desde la tribuna de oradores.
Martí reconoce que lo pasó muy mal tras el encuentro y que le costó conciliar el sueño. Seguramente, porque en su cabeza se repetían una y otra vez las imágenes del lanzamiento. «La verdad es que dormir no he dormido mucho, pero es lo que tiene el fútbol. Lo único que puedes hacer es esperar a que llegue el domingo e intentar ayudar al equipo a que consiga los tres puntos y olvidar la jugada», destacaba. «Lo mejor es que me ha pasado a mí, porque llevo muchos partidos encima y lo superaré. Prefiero esto a que le ocurra a otro compañero».
El jugador bermellón es consciente de que su fallo será especialmente recordado por las circunstancias en las que se produjo y aunque su experiencia será fundamental a la hora de formatearlo del disco duro, asegura que es el «más afectado» del vestuario. «Los compañeros tenían una confianza tremenda en mí y el único gol que hemos marcado esta temporada de penalti lo había hecho yo», puntualizaba al respecto. «Ellos querían que lo tirara, y yo quería tirarlo. La pena es que el error fuera en este partido, porque si hubiera sido otro día, seguramente no nos acordaríamos».
Martí explicó también la charla que mantuvo con Alhassane Keita antes del lanzamiento. El delantero guineano, tal y como pasó en el partido de Liga ante el Racing, reclamó su derecho a tirar el penalti, aunque sus compañeros tuvieron que recordarle la jerarquía que prevalece en este tipo de acciones. «Intentamos dialogar y decidimos que lo tirara yo porque soy el primero de los encargados para hacerlo. Asumí la responsabilidad y tenía muy claro cómo debía lanzarlo, pero con la mala suerte de que no fue bien», relataba. «Y las cosas están muy claras. Hay unos tiradores designados antes de cada partido. En este caso, el primero soy yo y después vienen otros futbolistas, entre los que se encuentra Keita. Y se decidió que el que debía coger la responsabilidad era yo», subrayaba.
Con respecto a su careo con José Manuel Pinto, Martí también fue muy claro. El pivote le quitó hierro a los gestos que le había dedicado el portero barcelonista y desveló que había planificado el disparo mucho antes de que se le presentara la oportunidad: «En el entrenamiento de por la mañana ya había tirado el penalti por el centro y lo tenía muy claro, su mensaje no me afectó en nada. Sabía que él se tiraría hacia un lado y que si iba al centro entraría. Evidentemente, lo tenía que haber lanzado un poco más alto».
En cualquier caso, el medio isleño recordó que ha llegado el momento de levantar la cabeza para aprovechar el impulso que ha cogido el Mallorca gracias a los últimos resultados: «El equipo transmite una sensación de solidez defensiva, está ordenado y sabe en cada momento lo que tiene que hacer. Eso nos hace sentirnos muy cómodos. Lo del Barcelona fue un palo gordo porque teníamos mucha ilusión y daba la sensación de que se podía remontar. Ahora todo eso es pasado y no nos queda otra salida que pensar en el Betis».