Efe |MADRID
El MMT Estudiantes y el DKV Joventut disputan hoy el último cruce de los cuartos de final a partir de las nueve y media de la noche (TVE). Y lo hacen repartiéndose dos grandes maldiciones en este torneo, la primera, que el anfitrión no gana el título salvo en contadas ocasiones -dos veces en las últimas veinticinco ediciones previas por la ACB- y la segunda, que el campeón tampoco suele repetir triunfo -sólp el Barcelona lo ha conseguido al enlazar los campeonatos de 1987 y 1988-.
El Estudiantes se ha clasificado en calidad de organizador -el Real Madrid ha accedido a la fase final por su posición en la tabla-, luego acarrea la maldición del anfitrión. Los únicos equipos que han levantado el trofeo en casa son el Zaragoza (1984) y el Tau Vitoria (2001).
El DKV Joventut disfrutó las mieles de la victoria el año pasado en Vitoria. Se llevó para Badalona hasta el galardón para el Jugador Más Valioso (MVP), que recayó en Ricky Rubio. Pero, ahora, afronta una misión que sólo el Barcelona ha cumplido. Y de eso hace ya veintiún años, desde que arrampló las ediciones de Tenerife'87 y Valladolid'08 ante, precisamente, el Joventut y, en segundo término, el Madrid.
El cuadro verdinegro, que llevará a las gradas del Palacio de los Deportes a todos los ojeadores de la NBA desplazados a Madrid para seguir cada pestañeo de Ricky Rubio, la perla de las perlas, es el defensor del título y ocupa una posición privilegiada en la tabla.
Ha sabido relevar a Aíto García Reneses con un técnico que calca la idea de cantera y de promoción de los valores propios (Sito Alonso) y marcha en los puestos de privilegio de la Liga ACB. Además, cuenta en sus filas con el mallorquín Pere Tomàs.
En el Estudiantes corren tiempos menos favorables. El conjunto colegial, que la temporada pasada eludió el descenso en la última jornada, ha corregido el rumbo de la mano del manchego Luis Casimiro, pero es decimotercero y nadie apuesta por él.