Adrián R. Huber|MADRID
El internacional holandés Arjen Robben, que fue el mejor del partido y logró el gol de la victoria de su equipo, lideró el retorno a los puestos que otorgan la clasificación para la Liga de Campeones del Real Madrid, que ayer venció, por 1-0, en el primer partido del año en el Santiago Bernabéu, al Villarreal.
Dicen que a año nuevo, vida nueva. Y el Bernabéu, aparte de estrenar césped -traído en piezas desde el Alentejo portugués-, recibió, en partido oficial, a sus últimas dos incorporaciones, el holandés Klaas-Jan Huntelaar -que procede del Ajax- y el francés Lassana Diarra -del Portsmouth inglés-, que, para no ser considerado el segundo Diarra, a pesar de usar también el 6, juega como Lass.
Los dos llegaron en el mercado invernal y, si bien era previsible que jugaran, las bajas del máximo goleador del equipo, el argentino Gonzalo Higuaín -por amigdalitis-; y de su cerebro, Guti -por problemas musculares-, aceleraron la inclusión de ambos en el once de Juande Ramos.
En el Madrid más holandés de la historia, fue su mejor hombre, Robben, el primero en avisar, con un tiro que Gonzalo alcanzó a desviar lo justo para que tocase el larguero antes de salir a córner, en el 12. Dos minutos antes de que su compatriota Wesley Sneijder repitiese ocasión, de otro fuerte disparo de lejos.
Y para seguir con la versión naranja del merengue fue Huntelaar el primero en ver una amarilla, en un partido que no despertó hasta el gran gol de Robben, pasada la media hora, de un zurdazo que entró casi por la escuadra derecha del arco defendido por Diego López.
Porque, acto seguido, fue el francés Robert Pires el que puso a prueba a Casillas, que despejó el balón a un córner en el que a punto estuvo de conseguir un gol olímpico -directo desde la esquina- Nihat, activando de nuevo los reflejos del capitán de la 'Roja'.
En el 40, Sergio Ramos le colocó un balón de oro a Huntelaar que el debutante controló bien, pero no consiguió materializar ante Diego, cuyo despeje desaprovechó Raúl, que tuvo mala suerte instantes después al resbalarse cuando estaba a punto de recibir otro buen servicio de Sneijder.
Cazorla lo intentó desde lejos en el quinto de la reanudación, pero fue el recién ingresado Llorente el que estuvo a punto de lograr, dos después, un empate que evitó, de nuevo, Casillas.
Y en el 70 Iker demostró de nuevo, a cabezazo de Rossi, su categoría. La entrada del 'Caño' revolucionó a su equipo, pero no alcanzó para empatar.