Manzano volvió a rescatar del armario la dupla ofensiva que inició el curso (Aduriz-Webó) en detrimento del talento de Jurado. Aunque comenzó con ganas, con una presión notable, el equipo no tardó demasiado en mostrar a la gélida grada de Zorrilla que no tiene dientes y que atrás, bajo los palos, se esconde un guardameta que transmite inseguridad. El problema ofensivo no tiene solución a corto plazo. El gol no se enseña en ninguna academia. Se tiene o no se tiene. Y el grupo balear adolece de una falta de pegada preocupante. En el primer minuto, Webó añadió un remate más a la mochila, tan cargada de insistencia como falta de acierto. El camerunés recibió dentro del área con la complicidad de Luis Prieto, pero telegrafió su disparo a la media vuelta al centro del marco. Asenjo, un portero que huele a equipo grande, le agradeció el detalle. Más tarde, llegó una jugada que pudo cambiar el sino. Arango metió un caramelo en diagonal para Webó, un pase perfecto que el camerunés estropeó con un mal control.
De repente, Mendilibar pegó un grito y sus jugadores se activaron. Apoyados en el eterno Vivar Dorado, el gigante Goitom peleando contra todos, Sesma desafiando la velocidad de Josemi y Pedro León retando a Corrales, el once pucelano se quitó el frío a base de faltas escoradas. Si el problema del ataque es preocupante para Manzano, también le debe quitar el sueño la lesión de Moyà. Con Lux bajo palos, la defensa tiembla en cada jugada a balón parado. Incapaz de blocar un balón, el argentino se empeña en meter los puños, provocando segundas opciones para el rival. Una de ellas desembocó en el gol del Valladolid, con el partido divisando la media hora. Pedro León sacó a paseo su diestra para dibujar un chut abajo y pegado al palo. Donde hace daño. Allí se lanzó Lux para meter la manopla, el rechace le cayó a García Calvo, que metió el pie como pudo para que el balón viajara con suspense hasta la red tras tocar en el interior del poste. (min. 28).
El Mallorca respondió de inmediato y pudo firmar el empate en la siguiente acción al gol. Aduriz templó y Webó golpeó con una chilena de lujo para que Asenjo se hiciera la foto. Al equipo bermellón se le acumularon los problemas con la lesión de Navarro, que se retiró en camilla tras un choque con Josemi. Y el Valladolid perdonó la sentencia al filo del descanso, cuando Goitom desquició a la hinchada al desperdiciar un mano a mano.
Con la segunda parte, llegó la hecatombe. El Valladolid, sin hacer nada del otro mundo, se limitó a esperar los errores del Mallorca y los favores del árbitro para rematar la faena y prolongar su estado de euforia. El segundo gol fue calcado al primero: falta lateral, cantada de Lux y gol. Aunque, en este caso, con la complicidad del árbitro. Canobbio golpeó con rabia, Lux hincó la rodilla en tierra con las palmas de las manos. Al más puro estilo argentino. El balón salió escupido, le pegó a Vivar Dorado, que con ayuda de la mano el esférico. El colegiado no vio nada y castigó las protestas con algunas amarillas.
La respuesta balear fue tímida. Manzano metió a Jurado por Varela, en el limbo, pero tampoco mejoró la película. Webó se estrelló de nuevo contra su ineficacia con un disparo fuera, que había nacido en una gran parada de Asenjo a remate de Aduriz. Ahí acabó el Mallorca, que encajó el 3-0 en una jugada de chiste. El asistente levantó el banderín por fuera de juego de Goitom, toda la zaga se quedó parada sin tener en cuenta que el colegiado había mandado seguir. El internacional sueco fue el más listo de la clase y clavó la tercera puñalada. En el tramo final, el Valladolid jugó de cara a la galería ante un rival que ya había bajado los brazos.