Carlos Montes de Oca|VALLADOLID
La derrota ante el Valladolid dejó un poso amargo en la expedición del Real Mallorca, que abandonó Pucela con la intención de pasar página cuanto antes y empezar a centrar todos los esfuerzos en lograr la victoria ante el Recreativo en el ONO Estadi. Cinco jornadas sin conocer la victoria han calado en los hombres de Gregorio Manzano, que reconocieron que el segundo tanto local condicionó el encuentro y dio paso a una fase del juego en la que los rojillos no supieron encajar el golpe. La baja de David Navarro, que se quedó en la capital del Pisuerga en observación, también supuso un varapalo para un conjunto isleño molesto con la actuación de Àlvarez Izquierdo y confiado en que la unión del grupo permita reflotar la nave.
Pep Lluís Martí, que formó pareja con Cléber Santana en la sala de máquinas, lamentó los momentos puntuales en los que llegaron los tantos blanquivioletas: «Hemos empezado mejor que ellos y en una jugada de estrategia ha llegado el gol con mala fortuna. Nos ha costado meternos a pesar de un buen remate de Webo acto seguido, pero ya en la segunda parte todo ha quedado condicionado por el segundo gol. Cuando no tienes la fortuna de cara también los errores de los árbitros van contra ti». El centrocampista mallorquín valoró la parcela ofensiva y advirtió la necesidad de sobreponerse: «Tenemos muchas ocasiones y tienen que llegar los goles, por eso hay que ser pacientes y más teniendo en cuenta que ahora viene una semana muy difícil en la que jugamos un partido a vida o muerte. Hay que intentar lograr los nueve puntos que vienen antes de Navidad». De cara al futuro inmediato Pep Lluís Martí manifestó que «somos un grupo unido y ahora es cuando hay que demostrarlo. Tras cinco jornadas sin ganar y dos puntos de 15 la unión del vestuario tiene que salir a la luz».