Efe|MINSK
El Real Madrid venció todas las adversidades, al frío intenso de Minsk y su plaga de lesionados, para alcanzar los octavos de final de Liga de Campeones de forma matemática, gracias a un bello gol de Raúl González.
Reapareció la mejor versión del Real Madrid en Europa. Recuperó su carácter de ganador cuando la necesidad apretaba, con el termómetro bajo cero entre la nieve de Bielorrusia, tras dos derrotas consecutivas ante el Juventus italiano que invadieron de dudas el último proyecto del técnico alemán Bernd Schuster.
Necesitaba el técnico alemán un buen partido. Lo demandaban aún más sus futbolistas, que ante el Bate recuperaron autoestima.
No había mejor forma para entrar en el partido que hacerlo marcando. Sólo había dado tiempo a Drenthe a darse cuenta de que su banda sería un chollo, emparejado con el flojo Khagush, cuando Raúl se reencontraba con el gol en Liga de Campeones.
El capitán. El máximo goleador del Viejo Continente, hizo bueno el segundo pase de Drenthe y los fallos en cadena de la defensa rival, con un control con el muslo y un disparo potente, imparable para Veremko, que llegó a la red tras tocar el larguero (min.7).