Roberto Morales|MADRID
El Real Madrid obtuvo ante el Recreativo de Huelva un triunfo repleto de mediocridad, sin fútbol, agarrándose a la pegada de Wesley Sneijder para poner fin a la crisis de resultados pero incrementar las dudas por la falta de un patrón de juego.
El fútbol es un estado de ánimo y el Real Madrid está al borde de la depresión. Necesitaba un triunfo para no agravar una crisis que traspasa los resultados para apuntar directamente al juego. Para Bernd Schuster el sistema está por encima de los jugadores. Sin extremos, salvo Royston Drenthe que está por definir, sigue apostando por un 4-3-3 que continúa cosechando dudas.
Un buen encuentro borra de la retina del aficionado disgustos recientes. Juventus, Real Unión y Real Valladolid han mostrado al Real Madrid el camino que no debe seguir. Le avisan de lo que le puede llegar en un diciembre en el que se cruza con los grandes. El Recreativo de Huelva, con ya once partidos seguidos sin ganar, se perfilaba como el rival propicio para ello.
Pero anda el Real Madrid perdido en el campo. Su juego se reduce a la garra, a la imaginación de Guti o la inspiración en el remate de Higuaín. Plano de ideas, se pierde entre carreras con poco sentido de Drenthe, a quien el Bernabéu silba su falta de calidad pero ovaciona su desgaste en la presión. Su imagen se extiende al equipo. Escaso de calidad, juega a impulsos.
Cualquier rival que pisa el Bernabéu tiene licencia para soñar. Disfruta de ocasiones y en función de su efectividad puede obtener un buen resultado. El Recreativo falló y perdió. La tuvo Camuñas (min.8), en la ocasión más clara del partido, cuando solo ante Casillas chutó a las nubes una jugada perfecta de Sisí con Javi Guerrero.
En el 39 Sneijder armó su 'fusil' para aliarse con la suerte en el único gol del partido.