José A.Moreno|VALLADOLID
Si Valladolid era el termómetro que iba a medir la gravedad de la crisis blanca, la cosa acabó en recesión, ya que un gran gol del uruguayo Canobbio derrotó a un Madrid que sólo «empujó» al final ante el repliegue del adversario, lo que convirtió a Asenjo en uno de los valedores del loable triunfo local. La asimetría del Real Madrid le hace un conjunto vulnerable porque cualquier equipo con una banda izquierda solvente y vertical puede hacerle daño. Se lo hizo el Real Unión en la Copa y hoy Schuster tomó precauciones ante un Valladolid que llevaba mucho tiempo sin oficiar de «matagigantes». El técnico alemán sí debió hablar esta vez en el vestuario porque el Madrid salió organizado en la presión, trabajador y consistente en medio campo ante un Valladolid sin delanteros natos pero inicialmente acometedor, como es habitual.
El Madrid sufrió en la Liga otro revés de los que duelen tras caer en Copa esta semana ante el Real Unión de Irún. Los blancos están en crisis y empiezan a sufrir la psicosis de ver cómo van autodestruyéndose y cayendo en picado.
El partido era de esos trabados, con imprecisiones y peleas, pero sin pausa, sin juego, sin fútbol. Los fallos predominaban sobre los aciertos y mientras el Valladolid era una máquina de perder balones, el Madrid no arriesgaba, Schuster no quería perder. Pero el gol no llegaba hasta que en la reanudación el Valladolid golpeó en frío. Canobbio acertaba en el 48 y situaba el uno a cero. El equipo de Schuster se tambaleó por momentos y no tuvo argumentos para reaccionar. El partido fue encaminándose hacia el final sin que los blancos pudieran lograr el empate.