El Mallorca cumplió con nota en su irrupción en la Copa y salió airoso de su visita a Málaga pendiente de certificar su billete para octavos el próximo día 12 de noviembre en el ONO Estadi. Y es que el 1-1 de La Rosaleda permite a los bermellones esbozar una sonrisa. Gregorio Manzano removió el once, igual que Tapia, y los dos contendientes se repartieron cada uno de los actos. Los locales, que llegaban al torneo del KO tras cuatro triunfos consecutivos en la Liga, mandaron en la primera mitad y se adelantaron en el marcador, pero los rojillos sacaron provecho de la verticalidad de Keita a los quince segundos de la reanudación para seguir alimentando sus esperanzas coperas. La escuadra isleña pudo dar el golpe de gracia a un rival que había desaprovechado buenas oportunidades para ampliar su renta en los primeros 45 minutos.
Los dos equipos, con muchos cambios en el once titular, ofrecieron un choque entretenido con más espacios de lo que se podía presagiar en un encuentro de ida. Ya desde el principio, por ejemplo, el ex mallorquinista Málaga Albert Luque desperdició una ocasión muy clara en el minuto 3, sólo delante del guardameta Moyà, elevó el balón y éste le adivinó la intención. Dos minutos después, el Mallorca, con más espacios, situó a Callejón en la banda derecha y en un contragolpe, rompió el fuera de juego, y a la salida del portero Goitia, mandó fuera el esférico. Fueron las dos mejores ocasiones hasta el minuto 32, cuando una triangulación entre Duda, Fernando y José Juan Luque y el pase de éste lo aprovechó Cheli, para batir por bajo en su salida a Moyà.
El Málaga empezó a controlar el partido, a tocar en el centro del campo y el Mallorca en acciones esporádicas intentaba llegar, pero sin claridad, a la portería de Goitia, que aguantó bien un mano a mano ante Webó.
El equipo blanquiazul pudo aumentar su bagaje ofensivo en el minuto 44 con una doble ocasión de Alberto Luque, cuyo lanzamiento lo paró Moyà y el rechace le llegó a Fernando, que disparó con el meta de Binissalem batido sin llegar a evitar la rápida acción de un solvente Nunes, que consiguió tocar lo justo con la rodilla para que el balón saliera a saque de esquina por encima de la portería mallorquinista.