Apoyado sobre el juego aéreo de Aduriz y con la actitud como primer precepto, el Mallorca se anotó su triunfo más cómodo del curso ante un Espanyol condenado por la verbenera actuación de toda su defensa. El grupo de Manzano respondió a las exigencias de su entrenador, que se había pasado toda la semana reclamando más solidaridad y garra, para amarrar una victoria más contundente que vistosa, cimentada con dos cabezazos en diez minutos de Aduriz en el arranque del segundo tiempo que le permite alzar de nuevo la vista (3-0).
Más allá del resultado, producto de la mejor disposición táctica y anímica del Mallorca y de la sorprendente modorra de su rival, el poso que deja el duelo ofrece detalles concluyentes. Ocho jornadas después, el técnico parece haber encontrado la fórmula. El doble pivote se antoja como el sistema que marcará el rumbo de la temporada. La pareja Cléber-Martí dota al equipo de un equilibrio del que carece cuando apuesta por el centro del campo en rombo. Con tres mediaspuntas moviendo constantemente sus posiciones (Varela, Arango y Jurado) y un ariete fijando a la zaga rival (Aduriz), el equipo isleño rompió a un Espanyol extrañamente encogido de sus posibilidades.
Manzano sorprendió a la hora de exponer su pizarra. El técnico sentó a su lado a Nunes para que Ramis formara el centro de la defensa con David Navarro. Arriba, apostó de salida por Aduriz -ausente ante el Betis por lesión- sacrificando a Webó. La jugada le salió redonda. El central pobler salvó bajo palos un gol del Espanyol mediada la segunda parte y el delantero guipuzcoano rubricó su primer 'doblete' como jugador del Mallorca.
El Mallorca abrió la tarde con más actitud. Herido en su orgullo tras ser maltratado ante Sporting y Betis, el grupo de Manzano puso el fútbol y las ganas en un primer cuarto de hora que invitaba al optimismo. El marcaje de Cléber a De la Peña provocaba un cortocircuito considerable en un Espanyol que vivió encerrado durante los primeros minutos.