Antonio Gutiérrez|SEVILLA
El Sevilla, a medio gas y con aparente facilidad, sacó una goleada por 4-0 y se aferra a las posiciones altas de la tabla, en esta ocasión facilitado por un Athletic muy pobre que mantiene una campaña más al Sánchez Pizjuán como campo maldito, donde va a cumplir quince años sin ganar.
El equipo vasco, que suma seis derrotas consecutivas en Nervión, sólo aguantó al sevillista hasta que llegó el 1-0, ya que desde ahí hasta la conclusión se fue derrumbando poco a poco hasta que entregó el choque definitivamente.
Se notó desde el inicio que el entrenador del Athletic, Joaquín Caparrós, tenía estudiado el juego del que fuera su equipo durante muchas temporadas y atosigó con un férreo marcaje a las dos peligrosas bandas sevillistas, donde Jesús Navas y Diego Capel suelen siempre hacer mucho daño en el Sánchez Pizjuán.
Las dificultades que la formación vizcaína le puso a los hombres de Manolo Jiménez obligó al Sevilla a cambiar sus alternativas de ataque y las jugadas de estrategia fueron las que ayudaron al Sevilla a crear peligro.