Los cuartos de final por la parte baja del cuadro del Abierto de Estados Unidos depararon mucha emoción, ya que los dos finalistas del pasado año, Roger Federer y Novak Djokovic, necesitaron los cinco sets para solventar sus partidos, mientras que Nikolay Davydenko fue eliminado por la revelación del torneo, el luxemburgués Giller Muller.
El único que solventó con facilidad su partido fue el estadounidense Andy Roddick, quien superó al chileno Fernando González con mucha autoridad en tres sets, en apenas hora y media.
El jugador de Nebraska desarboló por completo a su rival, con un servicio demoledor y un juego muy consistente que acabaría dándole un triunfo cómodo a la espera de su duelo con Novak Djokovic, en el que se ha convertido en el partido de cuartos de final más atractivo.
Federer parecía haber alejado sus fantasmas en la anterior ronda frente a Radek Stepanek, pero el suizo sufrió muchísimo para superar a un Andreev que jugó muy agresivo, con golpes muy potentes y pesados, además de un buen servicio.
El ex número uno mundial perdió sus habituales formas y discutió con el juez de silla una petición de 'ojo de halcón' un tanto tardía de Andreev, se enfadó en algunos momentos sobre la pista, y celebró efusivamente su victoria, algo poco habitual hace apenas un año, cuando el suizo solventaba este tipo de partido con muchas más autoridad.
En cuartos de final, Federer se medirá a un sorprendente Gilles Muller que contra todo pronóstico apeó del torneo al ruso Nikolay Davydenko, quinto favorito, en cuatro sets.
Muller, primer luxemburgués que llega a unos cuartos de final de un Grand Slam, llegó al cuadro final desde la fase de clasificación y esta sorprendiendo con su potente y efectivo servicio.
A pesar de que llegaba a su duelo con el jugador ruso tras ganar dos partidos a cinco sets, remontando en ambos dos mangas iniciales en contra, el número 130 del mundo supo aguantar la exigencia física y tras una emocionante muerte súbita en el cuarto set, se adjudicó la victoria.
Al igual que Federer, Djokovic tuvo echar mano no sólo de su juego, sino también de sus estratagemas para batir a un soberbio Tommy Robredo, que le puso contra las cuerdas.
El jugador español desesperó sobre la pista a Djokovic, quien en los momentos más complicados, tras el primer y cuarto set, no dudó en pedir la presencia del fisio para que le tratara unas supuestas molestias y parar así el partido. Robredo se mostraría después muy molesto con el serbio en la rueda de prensa y aunque reconoció que Djokovic fue mejor, recriminó la sobre actuación del balcánico con sus gestos de cansancio y sus parones en el partido, así como una decisiva bola en el quinto juego del quinto set, que por error de un línea se tuvo que repetir y acabaría costándole la rotura del servicio y a la postre el partido.