El Mallorca progresa adecuadamente. La formación que dirige Gregorio Manzano arrolló anoche al Hannover con una excelente puesta en escena y cogió el mando de la Summer Cup gracias a la contundencia con la que se empleó en el segundo tiempo (4-2).
La primera mitad del combate fue un continuo intercambio de golpes. El Mallorca, con una alineación muy alejada del once tipo en el que se ha ido apoyando Manzano durante los primeros ensayos del verano, tuteó con descaro al elaborado conjunto germano, que no escondió en ningún momento los dientes. Los baleares, empujados por su condición de locales, optaron por dirigir desde el principio los mandos del choque y abrieron el carrusel de ocasiones con un cabezazo forzado de Martí Crespí que activó el cuadro de seguridad del Hannover. Después, un remate lejano de Varela sirvió para reforzar los argumentos rojillos.
El bando alemán se puso en marcha justo después, ayudado en parte por un error compartido entre Ayoze y Lux que Forssell no supo explotar del todo. El punta finlandés, uno de los tipos con mejor cartel del torneo, obligó después a lucirse al meta argentino con un espléndido cabezazo, aunque antes, Keita había malgastado un mano a mano ante Enke. En cualquier caso, el fallo no arruinó su confianza. Jurado ejecutó ocho minutos más tarde un libre directo que el cancerbero alemán sólo pudo repeler y el guineano, que estaba en el área sin compañía, sólo tuvo que empujar levemente la bola para estrenarse.
Duró poco la alegría en la acera isleña. Apenas seis minutos. Y de nuevo, por culpa de una acción a balón parado. Bruggink alojó una pelota de lujo en el meollo del área y Hanke equilibró el pulso con una preciosa parábola.
Ya en el segundo acto, el encuentro se transformó. Hanke volvió a golpear en la primera jugada, pero el Mallorca respondió a lo grande. Trejo provocó un penalti que Jurado convirtió en oro y a partir de ahí todo fue cuesta abajo. El propio Chocota se desmarcó a continuación con un golazo y Arango cerró la fiesta. Esto funciona.