Carlos Román|KÖSSEN
El nuevo Mallorca echó a andar ayer en Alemania con un 'bolo' sin historia que sólo sirvió para ver en acción a las nuevas incorporaciones del proyecto. Los bermellones atropellaron al débil SB Rosenheim de la sexta división alemana y se quitaron la tensión de los músculos mientras inauguraban oficialmente su cuentakilómetros. Sin embargo, resulta imposible extraer una sóla conclusión de un duelo de estas características (0-8).
Gregorio Manzano aprovechó la ocasión para tenderle la mano a los recíén llegados, aunque el primer tiempo sólo sirvió para que se reivindicaran los viejos conocidos. A los 24 segundos de juego, Castro ya había abierto el marcador gracias a la candidez del conjunto local y antes de irse al vestuario la agrandó hasta el doblete. Entre hachazo y hachazo del 'Chori', Trejo dejó su sello después de recoger un rechace al palo tras una bonita acción de Valero, mientras que Víctor prefirió reivindicarse con una bella vaselina. Lo único destacable del primer acto fueron las ganas de Alberto y Javi Castellano o algún que otro destello, muy débil, de Óscar Díaz. Tras el descanso el equipo se transformó por completo (sólo Crespí y Lux se mantuvieron sobre el césped), pero el paisaje del encuentro no varió lo más mínimo. El rapidísimo Keita rubricó su primer gol vestido de rojo, Varela presumió de fusil y Dorado volvió a jugar después de su larga lesión. Poco más.